17/2/09

día tarde

Cierto día amanecí con la canción que te acompaña en esta ciudad. Cierto día fue un día de amanecer cansado y tardío. De atardecer temprano y apresurado. Cierto día, también fue, de caminar sin distancia y de pensar sin profundidad.

Fue, más bien, un día de pasos recortados y de esbozos pesimistas, un amanecer de recorridos conocidos mas desarticulados, y un atardecer de maniobras no manifiestas por nuestro despertar.

Casi las diez de la mañana y el sol por sí mismo se distingue. Dos horas caminadas en la oblicua distancia del encierro que cierto deseo habían apurado, ímpetu por encontrar otras palabras más allá del costado del opresor.

Es ahí donde el descubrimiento por sí mismo se inventa, donde un sueño ajeno confluye con la realidad del otro, austral, es la simbiosis de dos realidades superpuestas bajo un mismo signo: el soñar.

Nuevos senderos traducen nuevos horizontes. Al alba podemos desperdiciar nuestras vidas, ningún regreso debemos buscar. Más allá no queda nada: vamos, vamos. Quedaremos sin la oscuridad.

Así es, el camino, el transcurso: la piel de mis manos, de mis jóvenes manos, el asirse de ellas a nuestra sublevación. Déjalas llorar ante un simple suspiro, suspiro que compartiremos en la aspiración de nuestro trabajar, de nuestro trabajar…

junio 08

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