30/12/09

El campo

La guerra del agua en Bolivia continúa



Notas para leer el video Bolivia’s Glaciers Melt Away realizado por el New York Times


Discutir el tema de los recursos naturales en Bolivia conlleva, necesariamente, a un análisis más crítico de la realidad del calentamiento global y las consecuencias de la emisión de gases por el desarrollo tecnológico que el sistema de producción capitalista ha provocado. De igual manera, debe ser abordada la historia de la lucha de clases escrita por los campesinos y trabajadores bolivianos para defender sus recursos naturales ante la superexplotación de los pulpos trasnacionales en los últimos cuarenta años.


El agua, recurso vital y privatizado hasta el 2000 en la nación andina, se convirtió en el catalizador que permitió el ascenso y multiplicación de movimientos al socialismo que ulteriormente llevarían a un indígena gremialista cocalero al gobierno en 2003. A partir del año 2000 los intereses económicos de las trasnacionales (que hasta meses antes del inicio del siglo xxi explotaban a la nación boliviana bajo condiciones similares a las descritas por Lenin en la época imperialista) fueron cercenados por la misma población latente y feroz a la cual los cipayos del oriente boliviano denominaban como atrasada, ignorante y salvaje. Desde entonces, son diez años que el proletariado boliviano (campesinos y obreros) lleva de lucha intensa en contra de las trasnacionales norteamericanas o europeas.


Por lo tanto, no es novedad que los intereses monopolistas del capital busquen por cualquier medio recuperar los riquísimos recursos con los que cuenta Bolivia. Ya sea a través de ONGs, comunicados oficiales, discursos mediáticos con tintes ambientalistas, vampirescas diplomacias o, de plano, con la intervención militar en las naciones que no se dejen subyugar ante el poder del capital.


Posteriormente a la derrota de la guerrilla boliviana en 1967, en la cual cayera el Dr. Ernesto “Che” Guevara, el gobierno contrarrevolucionario boliviano tornó a convertirse en un aliado íntimo del gobierno norteamericano, abriendo sus puertas a la re-conquista imperial de las tierras y recursos que en ellas se encontraran (gas, petróleo, minerales y ¡claro! la hoja de coca). Así se dio la bonanza del capital norteamericano en territorio boliviano, secundado por la apropiación (algunos años después) del resto de los recursos naturales por el capital europeo, en particular el francés y el español.


De 1977 a 1987 las tierras dedicadas para el cultivo de coca aumentaron diez veces, pasaron de producir 1,800 toneladas a más de 50,000. Para 1990, Bolivia era el segundo productor mundial de coca, exportando $1,6 billones de dólares al año. Uno de cada cinco bolivianos trabajaba en la coca. La economía boliviana pasó de basarse en los minerales como el estaño a producir base de coca y cocaína. Fue el pretexto con el cual el gobierno norteamericano delineó un plan para intervenir en este país, a través del llamado Iniciativa Andina (paralelo al que ya ejecutaba en Colombia, el Plan Colombia, y al que aplicaría en México a partir de la década de 1990, el Plan Puebla-Panamá). De esta manera, la cocaína pasó a ser el cimiento de la economía boliviana. El estaño, por su parte, perdió la mitad de su valor, provocando el desempleo del 80% de los trabajadores de la minería.


Para 1987, unidades especiales de inteligencia, del departamento antidroga norteamericano (DEA), patrullas fronterizas, guardacostas para mares y ríos, así como la CIA inundaron las coyunturas geográficas y políticas de Bolivia. La exportación de cocaína para EEUU aumentó considerablemente durante esta década. Las operaciones derivadas del alud armado derivaron en miles de detenidos, de los cuales el 44% fueron torturados con armas importadas del ejército norteamericano, mientras que los campesinos que trabajaban las tierras cultivadas con coca vivían en precarias chozas y solamente una de cada seis familias tenían agua corriente o inodoro.


Bolivia entró al siglo xxi sumido en la miseria generalizada. El 87% de las tierras están en manos del 7% de propietarios. Con la coca convertida en el principal recurso exportado y como fuente primaria de ingresos económicos, con la minería desgastada ante un mercado mundial inundado de minerales, con la necesidad de importar productos básicos para alimentar a su población a pesar de que más del 70% trabajan y vivían de la tierra, y con el petróleo y el agua privatizados, Bolivia era un país de campesinos sin tierras, mineros sin minas y de alto analfabetismo. Por lo tanto, tal precarización de la vida llevó a situaciones de descontento generalizado y de focos revolucionarios.


En el mes de abril de 2000 se desencadenó un levantamiento popular que modificó el panorama revolucionario en Bolivia. Se le denominó “La guerra del agua”. El levantamiento fue ocasionado por el aumento en las tarifas del agua en la ciudad de Cochabamba. La ciudad fue sitiada por campesinos, habitantes y ex trabajadores de la minería, quienes constituyeron la Coordinadora del Agua y la Vida. El agua en Bolivia era propiedad de una empresa privada, Aguas del Tunari (de la francesa Lyonnaise des Eaux). La Coordinadora demandó que se nacionalizara el recurso natural vital. Fue así como nació en Cochabamba un centro de poder obrero que permitió que organizaciones en todo el país los apoyaran y que era opositor al gobierno de La Paz, que gobernaba con los asesores yanquis a un costado, y de Santa Cruz, centro empresario del país.


En septiembre del mismo año el descontentó se generalizó para decantar en un alzamiento nacional liderado por organizaciones campesinas aliadas con cocaleros, docentes, gremialistas, transportistas y otros sectores populares como los universitarios. El descontento generalizado fue producto del hundimiento de las políticas burguesas que desde 1985 habían entregado los recursos naturales a los monopolios internacionales. En La Paz, desde que Aguas del Illimani (de la francesa Lyonnaise des Eaux) pasó a administrar la distribución del agua, su precio pasó de 2 a 12 bolivianos la unidad cúbica, por lo que “la mayor parte de la población no pudo afrontar este aumento, reemplazó las duchas por instalaciones sanitarias comunes, y pagas”. (Coggiola, 2007:317).


La trascendencia de la creación de la Coordinadora del Agua y la Vida radica en que, a partir de su control campesino, superó las demandas de mediación o negociación con los pulpos monopólicos que caracterizan a las burguesías políticas gobernantes de los países de América Latina. La extracción proletaria de sus dirigentes permitió que no se efectuara una traición a la reivindicación esencial: la nacionalización del recurso natural. “Los campesinos, los gremiales que representan el 66% de la población económica activa, de los cuales la mitad están como subempleados, han logrado un grado muy importante de organización, al igual que algunos sectores laborales urbanos y rurales, como el magisterio. Todos ellos fueron los grandes protagonistas de los alzamientos del 2000” (Coggiola, 2007:165). Fue así que se le denominó “La guerra del agua”. Finalmente, el abastecimiento de agua para la ciudad de Cochabamba (centro estratégico económico que une a Santa Cruz con La Paz) rompió con la multinacional Aguas del Tunari (reitero, empresa tercerizada de la francesa Lyonnaise des Eaux) a finales del 2000.


Con los ojos abiertos por el contexto arriba expuesto es posible abordar de manera crítica la aparición de campañas mediáticas que buscan derrocar al gobierno actual en Bolivia. El capital tiene múltiples vías para derrotar centros de poder proletario. En el caso del país andino, la más fresca es el intento de golpe de Estado en 2008 por la burguesía boliviana en contubernio con el gobierno norteamericano. Golpe que fue detenido por la masa trabajadora que no permitió que se derrocara la gestación del socialismo indigenista en su nación, con su presidente aymara a la cabeza y una Asamblea Constituyente de los Pueblos, aprobada a finales de 2008. Una segunda vía con la que cuenta el capital para derrocar gobiernos en América Latina es la que nos interesa: la reproducción mediática de campañas ideológicas que buscan minar las bases que sustentan el poder político de la dirección campesina en Bolivia.


Videos como el que reproducimos a continuación, de título Bolivia’s Glaciers Melt Away (Los glaciares en Bolivia se derriten), realizado por el diario norteamericano New York Times, son el claro ejemplo del doble discurso que el capitalismo utiliza para vencer ideológicamente a sus enemigos, a aquellos que buscan vías al socialismo y se niegan a caer en la barbarie a la cual el mismo sistema de producción capitalista nos condena día a día. El video se centra en un glaciar que existía en una cumbre andina que proveía de agua a la ciudad de El Alto, Bolivia. Y además (nada raro) era el centro turístico de ski de mayor altitud en el mundo.






Science

Bolivia's Glaciers Melt Away

Bolivia's Chacaltaya glacier - once the "world's highest" ski resort and a crucial source of water for millions of people - melted away in 2009.

http://video.nytimes.com/video/2009/12/13/science/earth/1247466103114/bolivia-s-glaciers-melt-away.html?ref=science


Después de décadas de dominio económico en Bolivia, el cual perdió en el año 2000, el capital trasnacional busca reapropiarse lo que creyó algún día suyo. Bajo el argumento del deterioro de recursos riquísimos para la humanidad (en este caso, el hielo milenario de las cumbres de los Andes), el capital culpabiliza al pueblo boliviano y a sus actuales gobernantes de que el agua andina se haya perdido, y acude a la indignación pequeño burguesa para proponer un nuevo administrador (un administrador más eficiente ¡claro! tecnócrata ¿que no?) de los recursos del territorio que aún hoy pertenece a los descendientes del imperio inca.


Ya en 2003, antes de ser elegido presidente Evo Morales, el embajador norteamericano en Bolivia, Manuel Rocha, advertía al electorado si votaba por Evo: “Quiero recordarle al electorado boliviano que si elige a los que quieren que Bolivia vuelva a ser un exportador de cocaína, ese resultado pondrá en peligro el futuro de la ayuda de los Estados Unidos a Bolivia”. (Coggiola, 2007:303)


En el artículo que acompaña al video, de título “In Bolivia, Water and Ice Tell of Climate Change” (En Bolivia, el agua y el hielo acusan el cambio climático), firmado por la corresponsal Elisabeth Rosenthal del New York Times, se encuentran más indicios de la forma que el discurso imperialista configura su visión de la región andina.


En primer lugar, introduce con la descripción de una familia boliviana en la cual la mujer se encarga de las tareas domésticas mientras el marido trabaja. La mujer (siempre para la visión externa, de los otros, de los extranjeros occidentalizados) necesariamente viste “tradicional braids and a long tiered skirt” (trenzas tradicionales y una larga falda tejida): la imagen que más atrae al turismo mundial. Busca naturalizar la estructura familiar nuclear (por orden divina tripartita: padre-madre-hijo; osea, dios padre, dios hijo y espíritu santo) al afirmar que es responsabilidad de la mujer conseguir el agua para lavar trastes y ropa, obviando la realidad que en la ciudad de El Alto se vive. Para la corresponsal, la ciudad de El Alto es “a poor sister city of La Paz,[that] could be the first large urban casualty of climate change” (una ciudad pobre hermana de La Paz que puede ser la primer baja del cambio climático).


La ciudad de El Alto, es una región suburbana que ha sido devorada por la expansión de villas miserias en los umbrales de la ciudad de La Paz. Históricamente proveedora de minerales, sus habitantes en su mayor parte son campesinos que trabajan la tierra, universitarios y ex-mineros desocupados que buscan acomodo en los servicios de La Paz. Sin embargo, El Alto no es exclusivamente eso.


En El Alto es donde comenzó la primera revolución obrera de América Latina, la revolución boliviana de 1952, que tuvo como eje la nacionalización de las minas de estaño y la reforma agraria. Es, por correspondencia histórica, el polo opuesto a la población aburguesada del oriente boliviano. Es el centro de poder obrero de la nación andina y en donde la organización proletaria ha alcanzado su mayor capacidad de resistencia y formación militante. La capacidad de lucha de El Alto ha llevado a su población a demandar una universidad con características únicas en América Latina: la Universidad Popular de El Alto (UPEA). Es también ahí donde las bases urbanas se manifestaron a favor del movimiento cocalero de Evo Morales que llevaría al MAS (Movimiento al Socialismo) a la presidencia.


Las mujeres de El Alto trabajan a la par de los hombres. Trabajan al interior y al exterior de sus hogares. Los ex-mineros de El Alto que se han levantado en lucha una y otra vez desde 1952 en contra de la superexplotación de los recursos bolivianos, de las reformas neoliberales y de las privatizaciones, han sido acompañados por las mujeres, tanto en los enfrentamientos callejeros en las manifestaciones y cortes de ruta, como en las masacres y represiones del ejército. Tantas mujeres han caído laceradas por las armas importadas de EEUU como hombres. Y, en muchas ocasiones, las demandas que el sexo femenino reivindican superaron las que inicialmente propulsaron sus iguales masculinos. Así sucedió en la UPEA, cuando los estudiantes universitarios en 2006, liderados por mujeres universitarias, demandaron y lograron mantener la autogestión de la casa de estudios superiores. De igual manera en 2008 cuando impidieron que las reformas privatizadoras a los estatutos universitarios fueran aprobadas. Lograron mantener el voto directo para la elección de rector, así como evaluaciones periódicas a los docentes, e impidieron la imposición de cuotas semestrales. Todas, reivindicaciones alcanzadas por la dirigencia encabezada por mujeres de El Alto; mujeres que tienen acceso universal y gratuito a los estudios superiores en la ciudad.


La visión idílica reflejada en el artículo de la norteamericana Rosenthal y por el video de producción imperialista no tienen correspondencia con la realidad, mientras se apegan a una idea colonialista y mitificadora de la población boliviana. Interpretación errónea (y hasta ridícula) que resalta aún más cuando se le compara con la historia de la lucha de clases en la ciudad de El Alto.


En segundo lugar, el artículo de Rosenthal intenta exponer como solución al cambio climático global la intervención de los países desarrollados en los del tercer mundo. Aquí es extremadamente coherente con lo que el video nos muestra. El New York Times propone como solución que los organismos internacionales decidan qué hacer en los países colonizados. Entre líneas argumentan: si Evo y la población indígena boliviana es incapaz de mantener sus recursos naturales, somos nosotros (por derecho divino) quienes debemos administrarlos.


A partir de una falaz argumentación, Rosenthal afirma que países como Bolivia se encuentran indignados con los países imperialistas porque consideran que la cantidad de dinero que éstos enviarán a los países coloniales no es suficiente para detener el cambio climático global. Agrega: “Bolivia has become an angry voice for poor nations, demanding that any financing be paid out in full and rapidly” (Bolivia se ha convertido en una voz enfurecida para las naciones pobres al demandar que cualquier financiamiento debe ser pagado íntegro y rápidamente). Y apela a la reunión de cambio climático global de 2009 en Copenhague para alcanzar un acuerdo. El cinismo es bárbaro. Todos vimos lo que sucedió en Copenhague: una gran mentira, un teatro montado para legitimar el poder de EEUU y sus incursiones militares en todo el mundo.


Alguien tendrá que avisarle a la señora Rosenthal que las demandas de los países del ALBA, entre ellos Bolivia, no son debido a que consideran que la suma invertida sea insuficiente o porque no se pague en el tiempo estipulado. El discurso de Evo en Copenhague desmiente esa afirmación. Lo que Bolivia demanda al mundo es que el capitalismo es el culpable del cambio climático global, y que los países imperialistas son quienes, enarbolando la bandera de la democracia burguesa, terminarán por agotarlo. Las demandas superan, por lo tanto, cualquier cantidad de millones de dólares que el FMI brindará a los países coloniales, mientras se enfocan en el verdadero problema: el sistema de producción del capital.


Al capital le molesta que la clase proletaria latinoamericana no ceda sus recursos naturales y mano de obra. Se empecina en explotarnos de nuevo y utilizará cualquier medio para lograrlo. Mientras entidades tan poderosas como el New York Times sigan reproduciendo el discurso del capitalismo, toda realización mediática emitida por ellos estará bajo las reglas de producción de este. Y las necesidades inmediatas del capitalismo, representado por el imperio norteamericano y sus lacayos europeos, son reapropiarse los recursos naturales perdidos en las periferias mundiales (como el agua de Bolivia). Recursos naturales recuperados por los pobladores andinos a través de la lucha de clases.


Se confirma la idea de que la lucha por la nacionalización de los recursos naturales en Bolivia (agua, gas, reforma agraria, minerales) es el centro de la lucha por la nacionalización de los recursos en toda América Latina, la cual pondrá en marcha la unidad socialista continental con el proletariado norteamericano. Queda demostrado que las tareas históricas que se avecinan para América Latina en el siglo xxi, de independencia política y económica, sólo podrán ser realizadas por las luchas de los campesinos y obreros como parte de una revolución socialista mundial.


Desde El Alto, Bolivia


¡Hasta la victoria siempre!

¡Proletarios del mundo, uníos!



Fuentes:



Coggiola, Osvaldo (2007), Rojo amanecer, RyR, Buenos Aires


Justo, Liborio (2007), Bolivia: la revolución derrotada, RyR, Buenos Aires


Lenin, V.I. (2008), El imperialismo, fase superior del capitalismo, Ediciones Libertador, Buenos Aires


New York Times (2009), Bolivia’s Glaciers Melt Away, video digital: http://video.nytimes.com/video/2009/12/13/science/earth/1247466103114/bolivia-s-glaciers-melt-away.html?ref=science


Observatorio Social de América Latina (OSAL) (2006), Revista del OSAL, año VII, núm 20, Buenos Aires


Rosenthal, Elisabeth (2009), “In Bolivia, Water and Ice Tell off Climate Change”, en New York Times, versión digital: http://www.nytimes.com/2009/12/14/science/earth/14bolivia.html?_r=1#


Trotsky, León (2007), La revolución permanente, Libros de Antares, Buenos Aires




29/12/09

Cuento corto de David Viñas


Los dueños de la tierra

Por David Viñas


Matar era fácil. “Pero no así, no”, reflexionó Brun con impaciencia y se pegó unos justazos en los borceguíes: a él le correspondía esperar ahí, sentado en el fondo del cañadón mientras Gorbea y sus hombres cazaban del otro lado de esa loma. Pero ya estaba harto de esperar y se había atado el cabestro de su caballo en un pie. Por lo menos quería estar cómodo, aunque con cada disparo que se escuchaba, el animal se estremecía, sacudía la cabeza y pegaba un tirón del cabestro. Podía ser por los disparos –calculó sin precisión– o por algún tábano que lo estuviera mortificando. “Pero no, no”, volvió a reflexionar. Su irritación lo obligaba a ser preciso: no era por los tábanos que su caballo se sacudía así ni se mataba de esa manera.

Y a causa de eso había discutido con Gorbea antes de que saliera a cazar.

“–No, no...” –le había dicho como si lo fatigara discutir sobre la mejor manera de cazar indios–. “No estoy de acuerdo con usted.”

“–¿No? –Gorbea se había sonreído blandamente–. “¿Por qué?”

“–Porque es mucho mejor hacer un rodeo.”

“–¿Como si fueran guanacos?”

“–Como si fueran guanacos o cualquier cosa –había asegurado Brun–. Lo importante es amontonarlos.”

“–Comprendo... comprendo...” –Gorbea se sobaba los brazos, él se irritaba–. “Es que usted está acostumbrado a organizar palizas con los lobos” –dijo–. “Por eso prefiere un rodeo...”

Pero lobos marinos o guanacos o lo que fuera, pensaba Brun con un malestar inseguro, era mucho mejor rodearlos y hacer un montón para ir arrimándolos hacia la costa.

“–Y no andar cazando al ojeo, de a uno...” –había dicho.

“–Un tirito aquí y otro tirito allá, ¿eso es lo que le molesta?”

“–No, Gorbea. Entiéndame: es el tiempo que se pierde.”

–”No es para tanto...”

“–¡Sí que es para tanto! Porque como usted quiere hacer, lleva demasiado tiempo y es peligroso.”

–”¿Peligroso?” –Gorbea no se dejaba convencer con esas cosas, era terco con lo que alguna vez le había salido bien–. “Pero si a la gente le gusta, se divierte.”

“–Pero ¿nosotros venimos aquí a divertirnos o a qué?” –por un instante, Brun había creído que Gorbea le iba a decir que lo entendía y que no se irritara porque tenía razón, pero Gorbea apenas si le había repetido:

“–A la gente le gusta, Brun” –después había montado en su yegua y había trotado hacia la loma cubierta por los pequeños cráteres de esos nidos. Allí lo esperaban Bianchi y el manco Bond adormilados arriba de sus caballos. Esos eran nidos de patos shacks, cientos de nidos de barro y paja que cubrían la loma amarilla, y los caballos de Bianchi y del manco Bond habían tenido que avanzar a los saltos; la yegua de Gorbea, no, porque ese animal ancho los sorteó haciendo eses.

“–A la gente le gusta, Brun.” Gorbea había aludido de esa manera a Bianchi y a Bond. Esa era su gente. Y los tres habían desaparecido detrás de una loma. Y cada vez que sonaban los disparos allá al fondo, se oía un aleteo y una nube de patos shacks ascendía, temblaba un momento a unos metros del suelo y se volvía a asentar suavemente.” –A la gente le gusta, Brun”, había repetido Gorbea antes de salir a cazar.

Brun estiró las piernas, bostezó y volvió a sacudirse los borceguíes con la fusta: hacía más de una hora que esperaba allí sentado, y no sólo se había sacudido los borceguíes hasta que le dolieron las pantorrillas sino que también se había arrancado las costras de barro de las suelas. Hasta había tenido tiempo para castigar reflexivamente dos toscas que había elegido: una que parecía un cigarro “Avanti”, con el mismo color y la misma forma, y otra que no era nada más que una bolita y que rodaba entre sus pies.

De vez en cuando se marcaba un largo silencio después de esos “¡Craann!” que retumbaban del otro lado de la loma donde se extendían los nidales de los patos shacks. Cada silencio no era un descanso donde él se pudiera tumbar sobre la espalda dejando que el sol le calentara la ropa. El sabía que cada silencio era una pausa. Nada más. Más largo el silencio, mejor puntería, más certero el tiro. Apretar los dientes, no respirar y que el índice de las carabinas quedara sobre algún pecho. O, no. Mejor sobre algún vientre. Porque matar era como violar a alguien. Algo bueno. Y hasta gustaba: había que correr, se podía gritar, se sudaba y después se sentía hambre. Y esa especie de polvareda temblorosa que con cada estampido se levantaba unos metros del suelo y se volvía a achatar sobre la loma, podía ser una manga de langostas. Es decir: una nube que se estremece por dentro y se desplaza oscureciéndose por partes, como una gigantesca madrépora.

Los disparos continuaban, cada vez más espaciados, seguramente más certeros. ¡Craann! Sobre los nidos de patos shacks. ¡Craann! Brun seguía repasando su diálogo con Gorbea mientras esperaba: tenía que repetírselo mentalmente hasta que lo ganara. “–¡Pero venimos a divertirnos o a qué?”, había preguntado él. “–A la gente le gusta”, era lo último que le había respondido Gorbea. ¡Craann! Y la nube de patos, que chillaban como miles de langostas que se estuvieran devorando entre sí, se inflaba y después se sosegaba blandamente sobre el campo y sobre los diminutos cráteres de sus nidos. ¡Craann! El tiempo pasaba. Más de una hora. Casi dos y todo porque Gorbea no le había hecho caso. El viento soplaba del lado del mar, pero no levantaba polvo en esa loma negra y muerta, rayada por miles de grietas. ¡Craann! Era allá, al fondo del campo donde estaban cazando. Brun no había dicho que no quería participar. Ni eso ni otra cosa. Solamente se había sentado en el suelo mientras la yegua de Gorbea trotaba en dirección a los dos hombres que lo estaban esperando. Que Gorbea hiciera lo que le pareciese mejor, al fin de cuentas era él quien se ocupaba de cazar. Brun lo había mirado alejarse calculando vagamente que el balanceo de las ancas de la yegua bien podía ser del trasero de Gorbea. “–A la gente le gusta, Brun.” Y en ese momento estarían galopando por encima de esos nidos diseminados uno al lado del otro, iguales a las raíces de un monte que acabaran de talar. ¡Craann! Talar un monte a la altura de las raíces y dejar todo ese espacio despejado. ¡Craann! Lo que molestara tenía que ser eliminado. Que toda esa tierra quedara limpia, bien lisa para empezar a trabajar. De eso se trataba. Los disparos se habían espaciado. También se alejaban. Ya estarían por Punta Loyola, pensó Brun.

Un grupo de patos se había desprendido del resto y revoloteaba por encima de su cabeza. Cuando planeaban bajo se les veía la panza violeta. Ya estarían por Punta Loyola, volvió a calcular Brun. Esta vez con mayor nitidez. Y faltaría poco. Había depositado la fusta entre las piernas y amasaba sus dos piedras, la alargada y la redonda, y fugazmente estableció que la redonda le gustaba más, hasta se la podía meter en el bolsillo y llevársela para ponerla en algún lado. Arriba de una repisa o bien para apretar papeles. Para algo serviría. ¡Craann! Seguramente Gorbea, Bianchi y el manco Bond estarían correteando por la playa de Punta Loyola. Ya ni bajarían de sus caballos para esperar, porque los disparos se escuchaban uno después del otro. Tirarían desde arriba de los caballos nomás. Una cabalgata, a todo lo que dieran, Gorbea, Bianchi y el manco Bond. ¡Craann... craann...! Y no era el eco. Qué iba a ser.

La nube de patos daba vueltas y vueltas por encima de sus nidos. Ya no se asentaban. Parecían atolondrados y soltaban unos graznidos metálicos y seguramente –presintió Brun– empezarían a roerse entre ellos como insectos. Entonces sacó su Malinchester y apuntó hacia arriba. ¡Aaanc! El estampido fue al lado de su oreja y el caballo pegó un tirón del cabestro. Nada. La nube de patos seguía cerniéndose sobre su cabeza. Había errado y eso era una idiotez. Tan idiota, como que Gorbea hubiera dicho: “–Un tirito aquí y otro tirito allá” se precisó Brun y volvió a disparar la Malinchester: ¡Aaanc! Esta vez los ojos de su caballo se agrandaron como si lo hubiera injuriado. Y cuando Brun descubrió el cuerpo de ese pato que se había desplomado sobre la tierra, a unos metros de sus pies, se sintió decepcionado: su buena puntería no lo entusiasmaba y Gorbea ni ninguno de sus acompañantes le importaban un bledo. Ya terminarían esos de cualquier manera, estarían correteando por la playa como si persiguieran a guanacos o a lobos marinos en una veloz y despiadada cacería. O a animales que vivían y corrían y se largaban a gemir cuando los golpeaban, y que no se escondían, sino que atropellaban con todo su terror, aullando con las bocas abiertas, húmedas. No como si tuvieran miedo a morir, sino a morir delante del manco Bond, por ejemplo. Miedo para gritar por lo que les iban a hacer después de morir. Era eso. “El manco Bond”, pensó Brun. Era famoso en toda esa parte de la Patagonia. Bond. Y cuando esos animales –o lo que fuera– caían, él los golpeaba hasta que agachaban la cabeza, no miraban más y quedaban completamente oscurecidos como su propia piel.

Brun tenía que seguir esperando. Allí, sentado al pie de su caballo, en el fondo de ese cañadón completamente desierto y liso como el cañón empavonado de su Malinchester. Pero la pistola estaba caliente. Claro que sí, como los cuerpos de los animales o de los indios después de una cacería: cuando estaban por morirse roncaban como si solamente les doliera alguna parte del cuerpo. Los lobos marinos tenían una piel lisa y suave, los guanacos una piel peluda y suave, y una concesión de tierra se conseguía tranquilamente con que la solicitara uno cualquiera: algún cuñado o mejor, un peón al que alguna vez se le había vendido algo. Primero había que pedirla: todo era cuestión de presentar uno de esos formularios del Gobierno. Después había que limpiarla. ¡Craann! Allá abajo seguían cazando. Ya estarían por terminar, pensó Brun sin ninguna certeza. Era un cálculo, simplemente, porque lo lógico era que tardaran mucho más. La nube de patos shacks se había desinflado sobre sus nidos como una enorme víscera. Nada. Ni un latido a lo largo de ese cañadón. Y del otro lado de la loma estaba el mar, y el viento soplaba a ras de tierra, como si se arrastrara. Las nubes permanecían inmóviles y a él le ardían los ojos. ¡Craann! Los disparos se habían ido espaciando. Seguramente habría quedado algún cuerpo horquetado en uno de esos nidos. Un cuerpo de indio echado hacia atrás, con una mancha negruzca entre los muslos, pensó con malestar.

Hubo un largo silencio y después no se oyeron más disparos. Entonces guardó silenciosamente su Malinchester toqueteándola varias veces para comprobar si estaba bien, si colgaba bien. Buen cinto, buena cartuchera.

Por fin, sobre la loma de los nidos apareció Gorbea con su gente, pero al llegar al filo del cañadón, el grupo de hombres se paró. El único que siguió avanzando fue Gorbea. “Demasiado rápido”, pensó Brun. Estaba harto de esperar, pero una mayor espera lo hubiera ratificado y Gorbea traía una bolsa que se sacudía contra el flanco de su yegua. Entonces Brun se fue desatando del pie el cabestro de su caballo.

–¡Ya está! –anunció Gorbea desde lejos iniciando un trote cachaciento que concluyó en seguida–. ¡Ya está! –repitió más fuerte y dio unas palmadas sobre su cabalgadura. Por un momento, Brun creyó que era para apurar su marcha, pero no–. ¡Ya está! –Gorbea señalaba la bolsa que se bamboleaba pesadamente contra su estribo.

–¡Sí!

–¿Ya?

–¿Mucho trabajo? –Brun hablaba desde el suelo, con un aire de incredulidad, haciendo y deshaciendo un nudo con la punta del cabestro.

–No –jadeó Gorbea–. Fue fácil. Muy fácil.

–¿Cazaron al ojeo?

–Y, un tirito aquí y otro tirito allá.

–Pero... por la playa corrieron ¿no?

–Un poco. Pero no perdimos nada de tiempo.

–¿Así?

–Sí –Gorbea estaba orgulloso de su éxito, pero se reía cubriéndose la boca, como si incomprensiblemente temiera que lo escucharan los que se habían quedado en la loma–. Y es que es maturrango este Bianchi –le secreteó a Brun.

–¿Qué? ¿Pegó una rodada?

–¡Y cuándo no! Siempre se cae: la vez pasada... Cuando fuimos hasta la frontera y cuando lo del río... siempre.

–¿Se hizo algo? –Brun no estaba preocupado, sino que quería saber lo que no había visto, lo que le hubiera podido resultar un contratiempo a Gorbea.

–No... ¡Qué se va a hacer! – la risa de Gorbea ahora era incontenible, jadeaba y se reía y se secaba la frente–. ¡Si cayó de cabeza!...

–Menos mal –murmuró Brun sin entusiasmo.

–Sí –Gorbea todavía hablaba entre jadeos doblado sobre el borrén de su montura–. Menos mal... –admitió pasándose la mano por la frente. Parecía satisfecho con su sudor, con su cara enrojecida y con el calor de su cuerpo–. ¿A usted no le gusta ver, eh? –preguntó bruscamente.

–No –vaciló Brun–. Yo prefiero... –presintió que Gorbea esperaba que le dijera: “–Yo no sirvo para eso” o “–Usted es el que hace lo más bravo del trabajo.” Y que eso lo tendría que decir humildemente, sin titubear, justicieramente. También sospechó que le correspondía excusarse por haberse quedado allí, sentado en el suelo, esperando, mientras los demás faenaban. Pero, no. El viento había empezado a soplar duramente, había que entornar los párpados para hablar y él tenía el sol de frente. El viento le raspaba las mejillas y ese sol morado en los bordes lo enceguecía. Había que apurarse.

–¿Y la gente? –preguntó; allá al fondo esperaban Bianchi y el manco Bond y parecían contener a sus caballos.

–Conforme –comunicó Gorbea.

–¿En serio?

–¿No le digo que sí?

–Pero... ¿Bond no protestó? –Brun se había puesto de pie, había recogido su fusta, y se sacudía los fundillos–. Casi siempre pide más.

–¿Bond? ¡Qué va a protestar!

–Y, como está acostumbrado a entregar orejas...

–Ese es un tramposo. Por eso.

–Pero sirve –Brun lo miró a Gorbea en la cara–. ¿O no?

–Sí que sirve... ¡Vaya si sirve! Pero a mí no me arregla así nomás –aseguró Gorbea–. A mí, Bond o la mona, me demuestran lo que han hecho, pero bien demostrado. Nada de mojigangas. Conmigo, si quieren cobrar, me traen de esto... –Gorbea se había incorporado sobre su montura y se ponía la mano sobre el sexo–. ¡De esto! –repitió; después, con cierta ternura tomó el borde de la bolsa que colgaba sobre el flanco de su yegua y la abrió–. ¿Ve? –mostró–. ¡Todos pagados! y uno por uno... Y nadie protestó. Ni Bond ni nadie.

–¿Pagó mucho? –preguntó Brun manteniéndose apartado de esa bolsa.

–¡No, qué voy a pagar! –Gorbea estaba entusiasmado, ya no se secaba el sudor, pero su cara seguía igualmente enrojecida–. Pagué lo que correspondía, ni medio chelín de más... –sacudió la bolsa y por la boca de la arpillera fueron rodando esos muñones sanguinolentos.

“Parecidos a cebollas”, calculó Brun.

–¿Vio que no era necesario hacer un rodeo? –seguía Gorbea.

–Sí –reconoció Brun–. No era necesario.

Pero el tono triunfal de Gorbea no se aplacaba:

–Yo tenía razón, ¿eh?

–Sí...

–¿Vio? Y eso que usted nunca me lo quiere reconocer.

–Sí, sí... –dijo Brun.

–Pero es que si a la gente le gusta, hay que dejarla que se dé el gusto.


28/12/09

En Zárate

...Y ahí estaba él. Despeinado y desolado.

Luego pagó la cuenta. Dejó las galeras sin corregir.

Y en el tren de vuelta, se lamentó.

Nos ubicamos, encontramos.

22/12/09

Correspondencia Subcomandante Marcos - Juan Gelman


El calibre de la mentira 5.56 mm. NATO
5 de enero de 2000

El tiempo resbala de las manos
sin tiempo de los hombres.
Llena su historia, la contradice,
la equivoca o la liberta.

José Revueltas

Para: Juan Gelman, Latinoamérica
De: SupMarcos, México.

Don Gelman:

Tiene días que esta carta me anda cosquilleando en las manos. Uno y otro vientos la arrebataron, pero no la llevaron muy lejos. Hoy parece que al fin se deja hacer, y así, como su empecinada lucha, con rabia y digno empecinamiento, empiezan a salir las letras, las palabras, los sentimientos. Tal vez me recuerde: usted me entrevistó en aquellos tiempos del Encuentro Intercontinental y me hizo hablar de poesía y otras anacronías. Yo lo conocí a usted a través de sus poemas, en uno de esos libros que solíamos cargar en los primeros solidarios años de la guerrilla que después el mundo conocería como Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Sé bien que el título sonará extraño para muchos, pero no para usted, avezado como fue y es en su largo ir de arriba a abajo levantando esos recuerdos y memorias que algunos llaman noticias. Como quiera, parece excéntrico titular una carta con la medida de una bala: "5.56 mm. NATO". Así que permítame extenderme un poco sobre el tema, después de todo no soy sino un soldado, un soldado muy otro, pero soldado al fin y al cabo.

"5.56 mm NATO" es la notación militar para referirse a la bala que usan, entre otros, el fusil M-16 (y sus variantes A-1 y A-2), el AR-15 ambos de fabricación estadunidense , del Galil israelí, la Steyr Aug austriaca y otras armas. La notación comercial es "calibre .223". Sí, es la misma bala, pero una es de uso militar, muy frecuente en los ejércitos de América Latina, y la otra es para cacería.

La historia de esta bala es la historia de una mentira. Cuando las grandes potencias militares incurrieron en el despropósito de humanizar la guerra (primero en las convenciones de La Haya, después en la de Ginebra), se a cordó la prohibición de las balas expansivas o dum-dum. El razonamiento fue impecable: el objetivo en una guerra es causarle bajas al enemigo, y por bajas se entienden muertos, heridos, desaparecidos y prisioneros.

Ergo, para humanizar la guerra lo que hay que hacer es reducir el número de muertos aumentando el número de heridos. Por eso se pronunciaron por el uso de "balas duras", que simplemente perforan la carne humana pero, si no tocan ningún órgano vital, no provocan la muerte, y si la provocan no causan "excesivo dolor". De ahí que se prohibieran las balas expansivas que, al perforar el cuerpo se florean o se fragmentan, es decir, "se expanden", y el daño que causan es mayor que el de las balas simples, pues no sólo afectan por donde penetran, sino una área mayor.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (NATO, por sus siglas en inglés), encabezada por Estados Unidos, adoptó la bala de calibre 7.62 mm., que fue conocida desde entonces como "7.62 NATO". El Pacto de Varsovia, encabezado por la entonces URSS, adoptó el mismo calibre, 7.62 mm., pero con el cartucho más corto que el del 7.62 NATO (51 mm. el NATO y 39 mm. el soviético). El arma básica de infantería que usó el Pacto de Varsovia fue el fusil automático Kalashnikov (AK) cuyo último modelo, el AK-47, prolifera en el mercado negro. Por su lado, la OTAN (y los países periféricos) adoptó diversas armas para el calibre 7.62 mm. x 55 mm. o 7.62 NATO. Entre ellas estuvo el Fusil Automático Ligero (FAL), de fabricación belga, y más reciente el G-3, de patente alemana. El Ejército Mexicano cambió el FAL por el G-3 y llegó a fabricarlo después de adquirir los derechos.

Pero en el auge de la Tercera Guerra Mundial (como la llamamos los zapatistas) o guerra fría (como se conoce en la historia actual), los estadunidenses buscaron la forma de hacer más letales sus armas, al mismo tiempo que burlaban los tratados que ellos mismos firmaron. Fue así como nació, entre los años 1957-1959 y a solicitud del Comando de la Armada Continental (USA), la bala de calibre 5.56 mm. (regularizada en 1964). Más delgada que la 7.62 y mucho más rápida, la 5.56 mm. no sólo representaba ventajas en su acarreo (un infante podía llevar hasta el doble de parque de 5.56 mm. que de 7.62, pero con el mismo peso y en menor espacio), también significaba grandes ganancias para las empresas bélicas estadunidenses (tan inocentes como la General Motors, la General Electric, la Ford, etcétera), porque su aprobación significaba cambiar totalmente el armamento de la infantería de Estados Unidos (formado en ese entonces por las carabinas M-1 y M-2, el viejo Garand y la Thompson), es decir, más ventas.

Una nueva bala significaba una nueva arma, y toda la industria militar se concentró en demostrar las bondades del nuevo calibre. Para convencer al Pentágono presentaron la mejor característica de la bala calibre 5.56 mm.: era de punta blanda. ¿Qué quiere decir esto? Bueno, pues que una bala del tipo de la de 5.56 mm., con punta blanda, se dobla al hacer contacto con la carne y empieza a girar erráticamente dentro del cuerpo. ¿Resultado? Más terrible que la expansiva, si el orificio de entrada de la bala era, en efecto, de 5.56 mm, el de salida (si lo había) era hasta 10 veces mayor. Si la bala no salía, destruía huesos, músculos, órganos. En conclusión: sin usar balas expansivas, el ejército estadunidense empezó a utilizar una bala más letal, con más capacidad de matar y que dejaba con menos oportunidad de vida al blanco humano que la recibía (además de que aumentaba considerablemente el sufrimiento del herido).

Estoy hablando del auge de la guerra fría. En ese entonces, Estados Unidos imaginaba el futuro escenario de guerra mundial en tierras europeas y con los ejércitos del Pacto de Varsovia como enemigos. El futuro "teatro de operaciones" estaba perfectamente ubicado en la larga línea que separaba Europa Occidental de la Europa Oriental: grandes ciudades, amplias y rápidas vías de comunicación, muchos espacios abiertos, etcétera. Según eso, la lógica del Pacto de Varsovia era simple: lanzar oleada tras oleada de infantes y blindados hasta vencer la resistencia enemiga. Por eso los ejércitos de los dos pactos (de Varsovia y la OTAN) cambiaron sus armas básicas de infantería por fusiles de asalto (gran volumen de fuego a rangos cortos, menores de 500 metros). La Guerra de Corea había demostrado las limitaciones del M-14 (versión semiautomática del Garand M-1). Fue así como nacieron los prototipos de lo que después sería llamado M-16, fabricado por la Colt en Connecticut, Estados Unidos.

Pero tanto la nueva bala como el fusil de asalto necesitaban ser probados "en condiciones reales". Así que el gobierno estadunidense decidió que su traspatio incluía el sudeste Asiático e intervino militarmente en Vietnam. Con los nuevos M-16 y su flamante calibre 5.56 mm., las tropas de EU invadieron Vietnam, y en los combates probaron que el M-16 y el calibre 5.56 mm. no eran tan buenos como decían. La bala es extremadamente veloz y ligera, así que cualquier roce con una hojita o rama cambiaba radicalmente su trayectoria (y, como era de esperarse, en la jungla asiática abundaban las hojitas y las ramas); además, el fusil era muy afectado por la humedad, un deficiente mecanismo del cerrojo provocaba que se atascara, con la consiguiente falla en el disparo.

No fue nada agradable para los soldados estadunidenses ver venir una oleada de vietcongs (como llamaban a los guerrilleros vietnamitas), apuntarles con su M-16, disparar y oír sólo "clic". Al Pentágono no le importaba mayormente que algunos de sus muchachos perdieran la vida y los combates en las selvas vietnamitas. Después de todo, ni arma ni calibre tenían como escenario esa guerra, sino la futura en territorio europeo y contra el Pacto de Varsovia. Conforme avanzó la guerra en Vietnam, se fue modificando el fusil: se reforzó la recámara para resistir la corrosión de la pólvora, se le instaló una palanca extra al cerrojo para asegurar su cierre y se ajustó el resorte recuperador para reducir la cadencia de tiro. Así nacieron el M.16 A-1 y el M-16 A-2. Con el calibre 5.56 mm. y el fusil M-16 como arma básica de su infantería, el ejército de Estados Unidos estaba ya listo para la nueva guerra mundial.

Paralelamente al M-16, se desarrolló el AR-15 (versión semiautomática de aquél), que luego habría de ser exportado a los países de América Latina, más concretamente a sus policías y sus escuadrones contrainsurgentes.

En México, el AR-15 es el arma predilecta de las policías de Seguridad Pública estatal. Especialistas en asesinar campesinos e indígenas, la policía de Seguridad Pública de Chiapas probaba alegremente, en los cuerpos morenos de sus víctimas, los efectos del calibre 5.56 mm. Cuando bajamos de las montañas, el primero de enero de 1994, nos encontramos con muchos AR-15 que los valientes policías dejaban abandonados en su apara tosa huida; pero eso es otra historia.

Cuando el señor Zedillo toma el poder en México, previo asesinato de su predecesor (Luis Donaldo Colosio), y fracasa su ofensiva militar de febrero de 1995, él y el Ejército federal deciden activar grupos paramilitares para combatir al EZLN "sin el desgaste en la opinión pública por la actuación directa de tropas federales" (Memorando interno de la Presidencia a la Sedena, documento clasificado, marzo-abril, 1995). Los detalles fueron resueltos por el experto en contrainsurgencia general Mario Renán Castillo, bajo la supervisión de su superior, general Enrique Cervantes Aguirre, por el entonces gobernador de Chiapas (y hoy agregado de la embajada de México en Washington), Ruiz Ferro, y el Partido Revolucionario Institucional (PRI). El acuerdo estuvo así: el Ejército pondría la instrucción y la dirección estratégica y táctica, el PRI pondría la tropa y el gobierno estatal pondría el armamento y el equipo. Así que, pronto, los flamantes grupos paramilitares en Chiapas se vieron provistos de fusiles de asalto AR-15 y AK-47 (conseguidos en el mercado negro que patrocinan los militares).

Acteal es la palabra que define cabalmente la estrategia gubernamental en Chiapas. Las balas que destrozaron a los 45 hombres, mujeres y niños en esa comunidad, el 22 de diciembre de 1997, eran, en su mayoría, calibre 5.56 mm., algunas 7.62 mm. y una que otra .22 largo rifle. Los tres niños que, hace unos meses, fueron a Estados Unidos a ser atendidos por cirujanos especialistas, presentan los efectos del calibre de la mentira: el 5.56 mm.

El día de hoy, 5 de enero de 2000, 30 indígenas zapatistas del municipio de Chenalhó, Chiapas, fueron emboscados por policías de Seguridad Pública y priístas. Fueron atacados mientras salían a cortar su café. Después de horas de tortura, el gobierno liberó a 27 y dejó prisioneros a tres, acusados, dice, de provocar la matanza de Acteal. El ridículo gubernamental no detiene ante el hecho de que es de todos sabido que Zedillo es quien provocó la matanza del 27 de diciembre de 1997, tampoco ante el despropósito de querer responsabilizar a los zapatistas, que no son sino las víctimas de los paramilitares. No, va más allá porque la detención se da en el contexto de una supuesta iniciativa de paz del gobierno federal que ofrece, entre otras cosas, liberar a zapatistas presos. Y no sólo no los libera, sino que aumenta su número con los pretextos más ridículos. Una mentira hace que hoy se sumen tres indígenas más a los cientos de zapatistas presos por el simple e imperdonable hecho de ser eso: zapatistas.

Yo sé que, a estas alturas de la carta, se pregunta por qué lo tiene a usted como destinatario. Bueno, resulta que hace meses leí en la revista Proceso que usted derribó a un general argentino, cosa poco frecuente, y que lo hizo con palabras (algo inaudito). La causa del empeño de usted fue entonces tapada por el escándalo del affaire Clinton-Lewinski (no sé si así va, el porno escrito no es mi especialidad). Pero ahora, más reciente, es mundialmente conocida su campaña para encontrar a su nieto (a). Ahora se sabe en todo el mundo que su hijo y su nuera fueron asesinados por la dictadura militar argentina (tal vez con una bala calibre 5.56 mm.), y que el hijo (a) de ambos fue vendido en el mercado negro de infantes que, además de la tortura, parece ser la especialidad de los ejércitos latinoamericanos. Y eso de la compraventa de hijos de desaparecidos políticos viene teniendo el mismo efecto del 5.56 mm.: no sólo penetra hiriendo, sino que gira dentro y causa más y más daño. Como si el desaparecido heredara a sus hijos la misma condición. Es decir, un crimen que padece la víctima... y quienes le siguen en descendencia.

Vi su carta al gobierno de Uruguay y leí su respuesta a la respuesta de ese gobierno (en La Jornada). Las leí y entendí por qué había caído ese general argentino. Estoy seguro de que nunca imaginó que un día se iba a enfrentar a un poeta y, lo que es peor, a un poeta necio. Porque usted es eso, un poeta (aunque a veces se disfrace de periodista), y es necio porque ahora, en estos tiempos, así se les llama a los que no se rinden ni se conforman.

En fin, yo lo que quería decirle es que nosotros, los zapatistas, lo apoyamos a usted, que deseamos que lo o la encuentre, que su nieto o nieta (que ya deben ser un hombre o una mujer hecho o hecha) merece saber que tuvo los padres que tuvo y su historia. Y, sobre todo, merece saber que tiene un abuelo que siempre la o lo buscó, que nunca se rindió, que tumbó a un general con unas palabras y que conmovió al mundo con su causa, y que el mate ya no es tan amargo si se toma con alguien que queremos, y otras cosas que, es seguro, usted querrá que ella o él sepan.

Y todo esto del calibre 5.56 mm., y Acteal, y los paramilitares, y su lucha de usted vienen a cuento porque, ahora que está la polémica de si el segundo milenio ya terminó en 1999 o terminará hasta que finalice el 2000, algo hay que decir.

Y nosotros los zapatistas decimos que no, que ni el milenio ni el siglo han terminado. No terminarán hasta que haya justicia y vida y libertad. No terminarán hasta que la justicia se cumpla, se castigue a los verdaderos culpables y sea así imposible otro Acteal. No terminarán hasta que usted encuentre a su nieto o nieta. No, ni el siglo ni el milenio pueden darse por terminados con esos pendientes. Es una vergüenza para la humanidad decir que ya entró en un nuevo milenio mientras sigue pendiente Acteal en la memoria, y un poeta-abuelo busca a su nieto desaparecido. No terminará nada mientras los calibres de las mentiras de este siglo y este milenio sigan dando vueltas dentro nuestro, destrozándonos, matándonos.

Así que, don Gelman, esta carta era sólo para decirle que, de veras, esperamos poder algún día decirle: ¡Feliz siglo nuevo! ¡Feliz nuevo milenio!

Vale. Salud y que el tiempo al fin liberte nuestra historia.

Desde las montañas del sureste mexicano

Subcomandante Insurgente Marcos

México, enero de 2000

PD ARMAMENTISTA. Por cierto, el arma que cargo es una carabina AR-15, calibre 5.56 mm. Se la pedí prestada a un policía el primero de enero de 1994. Claro que corría tan rápido que no alcancé a escuchar su respuesta. Aquí la tengo, ayer servía para matar indígenas, hoy sirve para que no los maten, o ya no impunemente.


Cambio clímatico: la falacia del COP15-Copenhague


Comandante Fidel Castro

Las noticias que llegan de la capital danesa reflejan caos. Los anfitriones, después de concebir un evento en el que participarían alrededor de 40 mil personas, no tienen forma de cumplir su palabra. Evo, que fue el primero de los dos Presidentes del ALBA en llegar, expresó profundas verdades que emanan de la cultura milenaria de su raza.

Aseguró, según las agencias de noticias, que tenía un mandato del pueblo boliviano de bloquear cualquier acuerdo si el texto final no satisface las alternativas. Explicó que el cambio climático no es la causa sino el efecto, que estábamos en la obligación de defender los derechos de la Madre Tierra frente a un modelo de desarrollo capitalista, la cultura de la vida frente a la cultura de la muerte. Habló de la deuda climática que los países ricos deben pagar a los países pobres, y devolverles el espacio atmosférico arrebatado.







Calificó de ridícula la cifra de 10 mil millones de dólares anuales ofrecidos hasta el año 2012, cuando en realidad se necesitan cientos de miles de millones cada año, y acusó a Estados Unidos de gastar trillones en exportar el terrorismo a Irak y Afganistán, y crear bases militares en América Latina.

El Presidente de la República Bolivariana de Venezuela habló el día 16 en la Cumbre a las 8 y 40 a.m., hora de Cuba. Pronunció un discurso brillante, que fue muy aplaudido. Sus párrafos eran lapidarios.

Impugnando un documento propuesto a la Cumbre por la Ministra danesa que presidía la Conferencia, expresó:

"...es un texto que viene de la nada, no aceptaremos ningún texto que no venga de los grupos de trabajo, que son los textos legítimos que se han estado negociando estos dos años".

"Hay un grupo de países que se creen superiores a nosotros los del Sur, los del Tercer Mundo..."

"...no nos extrañemos, no hay democracia, estamos ante una dictadura".

"...venía leyendo algunas consignas que hay en las calles pintadas por los jóvenes... Una: 'no cambien el clima, cambien el sistema'... Otra: 'si el clima fuera un banco, ya lo habrían salvado.'"

"Obama [...] recibió el Premio Nobel de la Paz el mismo día que envió 30 mil soldados a matar inocentes a Afganistán".

"Apoyo el criterio de los representantes de las delegaciones de Brasil, Bolivia, China, solo quería apoyar [¼ ] pero no me dieron la palabra..."

"Los ricos están destruyendo el planeta, ¿será que se van a otro cuando destruyan este?"

"...el cambio climático es sin dudas el problema ambiental más devastador de este siglo."

"...Estados Unidos llegará si acaso a 300 millones de habitantes; China tiene casi cinco veces más población que Estados Unidos. Estados Unidos consume más de 20 millones de barriles diarios de petróleo; China llega apenas a cinco o seis millones de barriles diarios. No se puede pedir lo mismo a Estados Unidos y a China."

"...reducir la emisión de gases contaminantes y lograr un convenio de cooperación a largo plazo [...] parece haber fracasado, por ahora. ¿La razón cuál es? [...] la actitud irresponsable y la falta de voluntad política de las naciones más poderosas del planeta."

"...la brecha que separa a los países ricos y pobres no ha dejado de crecer pese a todas esas cumbres y promesas incumplidas y el mundo sigue su marcha destructiva."

"...El ingreso total de los 500 individuos más ricos del mundo es superior al ingreso de los 416 millones de personas más pobres."

"La mortalidad infantil es de 47 muertes por cada 1 000 nacidos vivos pero en los países ricos es de solo 5."

"¿...hasta cuándo vamos a permitir que sigan muriendo millones de niños por enfermedades curables?"

"Dos mil 600 millones viven sin servicios de saneamiento."

"El brasileño Leonardo Boff escribió: 'Los más fuertes sobreviven sobre las cenizas de los más débiles.'"

"Juan Jacob Rousseau decía... 'Entre el fuerte y el débil la libertad oprime.' Por eso es que el imperio habla de libertad, es la libertad para oprimir, para invadir, para asesinar, para aniquilar, para explotar, esa es su libertad. Y Rousseau agrega la frase salvadora: 'Solo la Ley libera.'"

"¿Hasta cuándo vamos a permitir conflictos armados que masacran a millones de seres humanos inocentes con el fin de apropiarse los poderosos de los recursos de otros pueblos?"

"Hace casi dos siglos un libertador universal, Simón Bolívar dijo: 'Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca.'"

"Este planeta vivió miles de millones de años sin nosotros, sin la especie humana; no le hacemos falta nosotros para que él exista, pero nosotros sin la Tierra no vivimos..."

Evo habló en la mañana de hoy jueves. Su discurso será también inolvidable.

"Deseo expresar nuestra molestia por la desorganización y por las dilaciones que existen en este evento internacional...", dijo con franqueza al inicio de sus palabras.

Sus ideas básicas:

"Cuando preguntamos qué pasa con los anfitriones, [...] nos dicen que es Naciones Unidas; cuando preguntamos qué pasa con las Naciones Unidas, dicen que es Dinamarca, y no sabemos quién desorganiza este evento internacional..."

"...estoy muy sorprendido porque solamente tratan de los efectos y no de las causas del cambio climático."

"Si nosotros no identificamos de dónde viene la destrucción del medio ambiente [...] seguramente nunca vamos a resolver este problema..."

"...están en debate dos culturas: la cultura de la vida y la cultura de la muerte; la cultura de la muerte, que es el capitalismo. Nosotros, los pueblos indígenas, decimos, es el vivir mejor, mejor a costa del otro."

"...explotando al otro, saqueando los recursos naturales, violando a la Madre Tierra, privatizando los servicios básicos..."

"...vivir bien es vivir en solidaridad, en igualdad, en complementariedad, en reciprocidad..."

"Estas dos formas de vivencia, estas dos culturas de la vida están en debate cuando hablamos del cambio climático, y si no decidimos cuál es la mejor forma de vivencia o de vida, seguramente este tema nunca vamos a resolverlo, porque tenemos problemas de vivencia: el lujo, el consumismo que hace daño a la humanidad, y no queremos decir la verdad en esta clase de eventos internacionales."

"...dentro de nuestra forma de vivencia, el no mentir es algo sagrado, y eso no lo practicamos acá."

"...en la Constitución está el ama sua, ama llulla, ama quella: no robar, no mentir, ni ser flojos."

"...la Madre Tierra o la Naturaleza existe y existirá sin el ser humano; pero el ser humano no puede vivir sin el planeta Tierra, y, por tanto, es nuestra obligación defender el derecho de la Madre Tierra."

"...saludo a las Naciones Unidas, que este año, por fin, ha declarado el Día Internacional de la Madre Tierra."

"...la madre es algo sagrado, la madre es nuestra vida; a la madre no se alquila, no se vende ni se viola, hay que respetarla."

"Tenemos profundas diferencias con el modelo occidental, y eso está en debate en este momento."

"Estamos en Europa, ustedes saben que muchas familias bolivianas, familias latinoamericanas vienen a Europa. ¿A qué vienen acá? A mejorar sus condiciones de vida. En Bolivia podía estar ganando 100, 200 dólares al mes; pero esa familia, esa persona viene acá a cuidar a un abuelo europeo, a una abuela europea y al mes gana 1 000 euros."

"Estas son las asimetrías que tenemos de continente a continente, y estamos obligados a debatir cómo buscar cierto equilibrio, [...] reduciendo estas profundas asimetrías de familia a familia, de país a país, y especialmente de continente a continente."

"Cuando [...] nuestras hermanas y hermanos vienen aquí a sobrevivir o a mejorar sus condiciones de vida, son expulsados, existen esos documentos llamados de retorno [...] pero cuando los abuelos europeos hace tiempo llegaban a Latinoamérica nunca eran expulsados. Mis familias, mis hermanos no vienen acá a acaparar ni minas, ni tienen miles de hectáreas para ser terratenientes. Antes nunca había visas ni pasaportes para que llegaran a Abya Yala, ahora llamada América."

"...si no reconocemos el derecho de la Madre Tierra, en vano vamos a estar hablando de 10 000 millones, de 100 000 millones, que es una ofensa para la humanidad."

"...los países ricos deben acoger a todos los migrantes que sean afectados por el cambio climático y no estarlos retornando a sus países como les están haciendo en este momento..."

"...nuestra obligación es salvar a toda la humanidad y no a la mitad de la humanidad."

"...el ALCA, Área de Libre Comercio en las Américas. [...] no es Área de Libre Comercio en las Américas, es un área de libre colonización en las Américas..."



Entre las preguntas que sugería Evo para un referéndum mundial sobre el cambio climático estaban:

"...¿Está usted de acuerdo con restablecer la armonía con la naturaleza, reconociendo los derechos de la Madre Tierra?..."

"...¿Está usted de acuerdo con cambiar este modelo de sobreconsumo y derroche, que es el sistema capitalista?..."

"...¿Está usted de acuerdo con que los países desarrollados reduzcan y reabsorban sus emisiones de gases de efecto invernadero?..."

"...¿Está usted de acuerdo en transferir todo lo que se gasta en las guerras y en destinar un presupuesto superior al presupuesto de defensa para el cambio climático?..."

Como se conoce, en la ciudad japonesa de Kyoto, en el año 1997 se firmó el Convenio de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que obligaba a 38 países industrializados a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un determinado porcentaje con relación a las emitidas en 1990. Los países de la Unión Europea se comprometieron al 8%, y entró en vigor en el año 2005, cuando la mayoría de los países firmantes ya lo habían ratificado. George W. Bush, entonces presidente de Estados Unidos -el mayor emisor de gases de efecto invernadero, responsable de la cuarta parte del total de estos-, había rechazado el convenio desde mediados de 2001.

Los demás miembros de Naciones Unidas siguieron adelante. Los centros de investigación continuaron su tarea. Es evidente ya que una gran catástrofe amenaza nuestra especie. Quizás lo peor sea que el egoísmo ciego de una minoría privilegiada y rica pretenda lanzar el peso de los sacrificios necesarios sobre la inmensa mayoría de los habitantes del planeta.

Esa contradicción se refleja en Copenhague. Allí miles de personas están defendiendo con gran firmeza sus puntos de vista.

La fuerza pública danesa utiliza métodos brutales para aplastar la resistencia; muchos de los que protestan son arrestados preventivamente. Me comuniqué con nuestro canciller Bruno Rodríguez, que estaba en un acto de solidaridad en la capital de Copenhague, junto a Chávez, Evo, Lazo y otros representantes del ALBA. Le pregunté a quiénes estaba reprimiendo con tanto odio la policía danesa, retorciéndoles los brazos y golpeándolos repetidamente por la espalda. Me respondió que eran ciudadanos daneses y de otras naciones europeas y miembros de los movimientos sociales que demandaban a la Cumbre una solución real ahora para enfrentar el cambio climático. Me dijo, además, que a las 12 de la noche continuarían los debates de la Cumbre. Cuando hablé con él era ya de noche en Dinamarca. La diferencia horaria es de seis horas.

Desde la capital danesa, nuestros compañeros informaron que lo de mañana viernes 18 es peor. A las 10 de la mañana se suspenderá durante dos horas la Cumbre de Naciones Unidas y el Jefe del Gobierno de Dinamarca sostendrá un encuentro con 20 Jefes de Estado invitados por él a discutir con Obama "problemas globales". Así denominan la reunión cuyo objetivo es imponer un acuerdo sobre el cambio climático.



Aunque en la reunión participarán todas las delegaciones oficiales, sólo podrán opinar "los invitados". Ni Chávez, ni Evo, por supuesto, se encuentran entre los que pueden emitir su opinión. La idea es que el ilustre Premio Nobel pueda pronunciar su discurso preelaborado, precedido por la decisión que se adoptará en esa reunión de transferir el acuerdo para fines del año próximo en la Ciudad de México. A los movimientos sociales no se les permitirá estar presentes. Después de ese show, en el salón principal del evento proseguirá la "Cumbre" hasta su ingloriosa clausura.

Como la televisión transmitió las imágenes, el mundo pudo contemplar los métodos fascistas empleados en Copenhague contra las personas. Jóvenes en su inmensa mayoría, los manifestantes reprimidos se ganaron la solidaridad de los pueblos.

Para los jefes del imperio, a pesar de sus maniobras y sus cínicas mentiras, está llegando la hora de la verdad. Sus propios aliados creen cada vez menos en ellos. En México, como en Copenhague y en cualquier otro país del mundo, encontrarán la resistencia creciente de los pueblos que no han perdido la esperanza de sobrevivir.

Fuente: www.agenciawalsh.org

La conclusión


(AW) Liderar una Revolución, triunfar en el cambio radical que eso significa, afrontar 51 años de transformaciones, de luchas, de resistir contra el monstruo mas grande y mas monstruos, y aún tener sorprendente lucidéz para reflexionar de ello y de lo que vendrá, es lo que nos enseña esta nota de Fidel Castro Ruz.

Al cumplirse hace dos días el 51 aniversario del triunfo de la Revolución, acudieron a mi mente los recuerdos de aquel 1º de Enero de 1959. Ninguno de nosotros imaginó nunca la peregrina idea de que transcurrido medio siglo, que pasó volando, lo estaríamos recordando como si fuera ayer.


Durante la reunión en el central Oriente, el 28 de diciembre de 1958, con el Comandante en Jefe de las fuerzas enemigas, cuyas unidades élites estaban cercadas y sin escape alguno, este reconoció su derrota y apeló a nuestra generosidad para buscar una salida decorosa al resto de sus fuerzas. Conocía de nuestro trato humano a los prisioneros y heridos sin excepción alguna. Aceptó el acuerdo que le propuse, aunque le advertí que las operaciones en curso proseguirían. Pero viajó a la capital e instigado por la embajada de Estados Unidos promovió un golpe de Estado.

Nos preparábamos para los combates de ese día 1º de Enero, cuando en la madrugada llegó la noticia de la fuga del tirano. Se impartieron órdenes al Ejército Rebelde de no admitir el alto al fuego y continuar los combates en todos los frentes. A través de Radio Rebelde se convocó a los trabajadores a una Huelga General Revolucionaria, secundada de inmediato por toda la nación. El intento golpista fue derrotado, y en horas de la tarde de ese mismo día nuestras tropas victoriosas penetraron en Santiago de Cuba.

El Che y Camilo recibieron instrucciones de avanzar rápidamente por la carretera, en vehículos motorizados con sus aguerridas fuerzas, hacia La Cabaña y el Campamento Militar de Columbia. El ejército adversario, golpeado en todos los frentes, no tendría capacidad de resistir. El propio pueblo sublevado, ocupó los centros de represión y las estaciones de policía. El día 2, en horas de la tarde, acompañado por una pequeña escolta, me reuní en un estadio de Bayamo con más de dos mil soldados de los tanques, artillería e infantería motorizada, contra los cuales habíamos estado combatiendo hasta el día anterior. Portaban todavía su armamento. Nos habíamos ganado el respeto del adversario con nuestros audaces, pero humanitarios métodos de guerra irregular. De este modo, en solo cuatro días -después de 25 meses de guerra que reiniciamos con unos pocos fusiles-, alrededor de cien mil armas de aire, mar y tierra y todo el poder del Estado quedaron en manos de la Revolución. En solo pocas líneas relato lo ocurrido aquellos días hace 51 años.

Comenzó entonces la principal batalla: preservar la independencia de Cuba frente al imperio más poderoso que ha existido, y que nuestro pueblo libró con gran dignidad. Me complace hoy observar a aquellos que por encima de increíbles obstáculos, sacrificios y riesgos, supieron defender a nuestra Patria, y en estos días, junto a sus hijos, sus padres y sus seres más queridos, disfrutan la alegría y las glorias de cada nuevo año.

En nada se parecen, sin embargo, los días de hoy a los de ayer. Vivimos una época nueva que no tiene parecido con ninguna otra de la historia. Antes los pueblos luchaban y luchan todavía con honor por un mundo mejor y más justo, pero hoy tienen que luchar, además, y sin alternativa posible, por la propia supervivencia de la especie. No sabemos absolutamente nada si ignoramos esto. Cuba es, sin duda, uno de los países políticamente más instruido del planeta; había partido del más bochornoso analfabetismo, y lo que es peor: nuestros amos yankis y la burguesía asociada a los dueños extranjeros eran los propietarios de las tierras, los centrales azucareros, las plantas de productos de bienes de consumo, los almacenes, los comercios, la electricidad, los teléfonos, los bancos, las minas, los seguros, los muelles, los bares, los hoteles, las oficinas, las casas de vivienda, los cines, las imprentas, las revistas, los periódicos, la radio, la naciente televisión y todo cuanto tuviera un valor importante.

Los yankis, apagadas las ardientes llamas de nuestras batallas por la libertad, se habían arrogado la tarea de pensar por un pueblo que tanto luchó por ser dueño de su independencia, sus riquezas y su destino. Nada en absoluto, ni siquiera la tarea de pensar políticamente, nos pertenecía. ¿Cuántos sabíamos leer y escribir? ¿Cuántos llegábamos siquiera al sexto grado? Lo recuerdo especialmente un día como hoy, porque ese era el país que se suponía pertenecía a los cubanos. No cito más cosas, porque tendría que incluir muchas más, entre ellas las mejores escuelas, los mejores hospitales, las mejores casas, los mejores médicos, los mejores abogados. ¿Cuántos éramos los que teníamos derecho a ello? ¿Quiénes poseíamos, salvo excepciones, el derecho natural y divino de ser administradores y jefes?

Ningún millonario o sujeto rico, sin excepción, dejaba de ser jefe de Partido, Senador, Representante o funcionario importante. Esa era la democracia representativa y pura que imperaba en nuestra Patria, excepto que los yankis impusieran a su antojo tiranuelos despiadados y crueles, cuando convenía más a sus intereses para defender mejor sus propiedades frente a campesinos sin tierra y obreros con o sin trabajo. Como ya nadie habla siquiera de eso, me aventuro a recordarlo. Nuestro país forma parte de los más de 150 que constituyen el Tercer Mundo, que serán los primeros aunque no los únicos destinados a sufrir las increíbles consecuencias si la humanidad no toma conciencia clara, cierta y bastante más rápida de lo que imaginamos de la realidad y consecuencias del cambio climático ocasionado por el hombre, si no se logra impedirlo a tiempo.

Nuestros medios de comunicación masiva han dedicado espacios a describir los efectos de los cambios climáticos. Los huracanes de creciente violencia, las sequías y otras calamidades naturales, han contribuido igualmente a la educación de nuestro pueblo sobre el tema. Un hecho singular, la batalla en torno al problema climático que tuvo lugar en la Cumbre de Copenhague, ha contribuido al conocimiento del inminente peligro. No se trata de un riesgo lejano para el siglo XXII, sino para el XXI, ni lo es tampoco solo para la segunda mitad de este, sino para las próximas décadas, en las que ya comenzaríamos a sufrir sus penosas consecuencias.

Tampoco se trata de una simple acción contra el imperio y sus secuaces, que en esto, como en todo, tratan de imponer sus estúpidos y egoístas intereses, sino de una batalla de opinión mundial que no se puede dejar a la espontaneidad ni al capricho de la mayoría de sus medios de comunicación. Es una situación que por fortuna conocen millones de personas honradas y valientes en el mundo, una batalla a librar con las masas y en el seno de las organizaciones sociales e instituciones científicas, culturales, humanitarias, y otras de carácter internacional, muy especialmente en el seno de las Naciones Unidas, donde el Gobierno de Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y los países más ricos trataron de asestar, en Dinamarca, un golpe fraudulento y antidemocrático contra el resto de los países emergentes y pobres del Tercer Mundo.

En Copenhague, la delegación cubana, que asistió junto a otras del ALBA y el Tercer Mundo, se vio obligada a una lucha a fondo ante los increíbles acontecimientos que se originaron con el discurso del presidente yanki, Barack Obama, y del grupo de Estados más ricos del planeta, decididos a desmantelar los compromisos vinculantes de Kyoto -donde hace más de 12 años se discutió el peliagudo problema- y a hacer caer el peso de los sacrificios sobre los países emergentes y los subdesarrollados, que son los más pobres y a la vez los principales suministradores de materias primas y recursos no renovables del planeta a los más desarrollados y opulentos.

En Copenhague, Obama se presentó el último día de la Conferencia, iniciada el 7 de diciembre. Lo peor de su conducta fue que, cuando tenía ya decidido enviar 30 mil soldados a la carnicería de Afganistán -un país de fuerte tradición independentista, al que ni siquiera los ingleses en sus mejores y más crueles tiempos pudieron someter- asistió a Oslo para recibir nada menos que el Premio Nobel de la Paz. A la capital noruega llegó el 10 de diciembre, donde pronunció un discurso hueco, demagógico y justificativo. El 18, que era la fecha de la última sesión de la Cumbre, se apareció en Copenhague, donde pensaba permanecer inicialmente solo 8 horas. El día anterior habían llegado la Secretaria de Estado y un grupo selecto de sus mejores estrategas.

Lo primero que hizo Obama fue seleccionar a un grupo de invitados que recibieron el honor de acompañarlo a pronunciar un discurso en la Cumbre. El Primer Ministro danés, que presidía la Cumbre, complaciente y adulón, le cedió la palabra al grupo que apenas rebasaba 15 personas. El jefe imperial merecía honores especiales. Su discurso fue una mezcla de edulcoradas palabras aliñadas con gestos teatrales, que ya aburren a quienes, como yo, se asignaron la tarea de escucharlo para tratar de ser objetivos en la apreciación de sus características e intenciones políticas. Obama impuso a su dócil anfitrión dinamarqués que solo sus invitados podían hacer uso de la palabra, aunque él, tan pronto pronunció las suyas, hizo "mutis por el foro" por una puerta trasera, como duende que escapa de un auditorio que le había hecho el honor de escuchar con interés.

Concluida la lista autorizada de oradores, un indígena aymara de pura cepa, Evo Morales, presidente de Bolivia, que acababa de ser reelecto con el 65% de los votos, exigió el derecho a usar la palabra, que le fue concedida ante el aplauso abrumador de los presentes. En solo nueve minutos expresó profundos y dignos conceptos que respondían a las palabras del ausente Presidente de Estados Unidos. Acto seguido se levantó Hugo Chávez para solicitar hablar en nombre de la República Bolivariana de Venezuela; a quien presidía la sesión no le quedó otra alternativa que concederle también el uso de la palabra, que utilizó para improvisar uno de los más brillantes discursos que le he escuchado. Al concluir, un martillazo puso fin a la insólita sesión.

El ocupadísimo Obama y su séquito no tenían, sin embargo, un minuto que perder. Su grupo había elaborado un Proyecto de Declaración, repleto de vaguedades, que era la negación del Protocolo de Kyoto. Después que salió precipitadamente de la plenaria, se reunió con otros grupos de invitados que no llegaban a 30, negoció en privado y en grupo; insistió, mencionó cifras millonarias de billetes verdes sin respaldo en oro, que constantemente se devalúan y hasta amenazó con marcharse de la reunión si no se accedía a sus demandas. Lo peor fue que se trató de una reunión de países superricos a la que invitaron a varias de las más importantes naciones emergentes y a dos o tres pobres, a las cuales sometió el documento, como quien propone: ¡Lo tomas o lo dejas!

Tal declaración confusa, ambigua y contradictoria -en cuya discusión no participó para nada la Organización de Naciones Unidas-, el Primer Ministro danés trató de presentarla como Acuerdo de la Cumbre. Ya esta había concluido su período de sesiones, casi todos los Jefes de Estado, de Gobierno y Ministros de Relaciones Exteriores se habían marchado a sus respectivos países, y a las tres de la madrugada, el distinguido Primer Ministro danés lo presentó al plenario, donde cientos de sufridos funcionarios que desde hacía tres días no dormían, recibieron el engorroso documento ofreciéndoles solo una hora para analizarlo y decidir su aprobación.

Allí se incendió la reunión. Los delegados no habían tenido siquiera tiempo de leerlo. Varios solicitaron la palabra. El primero fue el de Tuvalu, cuyas islas quedarán bajo las aguas si se aprobaba lo que allí se proponía; lo siguieron los de Bolivia, Venezuela, Cuba y Nicaragua. El enfrentamiento dialéctico a las 3 de aquella madrugada del 19 de diciembre es digno de pasar a la historia, si la historia durara mucho tiempo después del cambio climático.

Como gran parte de lo ocurrido se conoce en Cuba, o está en las páginas Web de Internet, me limitaré sólo a exponer en parte las dos réplicas del canciller cubano, Bruno Rodríguez, dignas de ser consignadas para conocer los episodios finales de la telenovela de Copenhague, y los elementos del último capítulo que todavía no han sido publicados en nuestro país.

"Señor Presidente (Primer Ministro de Dinamarca)¼ El documento que usted varias veces afirmó que no existía, aparece ahora. Todos hemos visto versiones que circulan de manera subrepticia y que se discuten en pequeños conciliábulos secretos, fuera de las salas en que la comunidad internacional, a través de sus representantes, negocia de una manera transparente."

"Sumo mi voz a la de los representantes de Tuvalu, Venezuela y Bolivia. Cuba considera extremadamente insuficiente e inadmisible el texto de este proyecto apócrifo¼ "

"El documento que usted, lamentablemente, presenta no contiene compromiso alguno de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

"Conozco las versiones anteriores que también, a través de procedimientos cuestionables y clandestinos, se estuvieron negociando en corrillos cerrados que hablaban, al menos, de una reducción del 50% para el año 2050¼ "

"El documento que usted presenta ahora, omite, precisamente, las ya magras e insuficientes frases clave que aquella versión contenía. Este documento no garantiza, en modo alguno, la adopción de medidas mínimas que permitan evitar una gravísima catástrofe para el planeta y la especie humana."

"Este vergonzoso documento que usted trae es también omiso y ambiguo en relación con el compromiso específico de reducción de emisiones por parte de los países desarrollados, responsables del calentamiento global por el nivel histórico y actual de sus emisiones, y a quienes corresponde aplicar reducciones sustanciales de manera inmediata. Este papel no contiene una sola palabra de compromiso de parte de los países desarrollados."

"¼ Su papel, señor Presidente, es el acta de defunción del Protocolo de Kyoto, que mi delegación no acepta."

"La delegación cubana desea hacer énfasis en la preeminencia del principio de 'responsabilidades comunes, pero diferenciadas', como concepto central del futuro proceso de negociaciones. Su papel no dice una palabra de eso."

"La delegación de Cuba reitera su protesta por las graves violaciones de procedimiento que se han producido en la conducción antidemocrática del proceso de esta conferencia, especialmente, mediante la utilización de formatos de debate y de negociación, arbitrarios, excluyentes y discriminatorios¼ "

"Señor Presidente, le solicito formalmente que esta declaración sea recogida en el informe final sobre los trabajos de esta lamentable y bochornosa 15 Conferencia de las Partes."

Lo que nadie podría imaginar es que, después de otro largo receso y cuando ya todos pensaban que solo faltaban los trámites formales para dar por concluida la Cumbre, el Primer Ministro del país sede, instigado por los yankis, haría otro intento de hacer pasar el documento como consenso de la Cumbre, cuando no quedaban ni siquiera Cancilleres en el plenario. Delegados de Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba, que permanecieron vigilantes e insomnes hasta el último minuto, frustraron la postrera maniobra en Copenhague.

No concluiría, sin embargo, el problema. Los poderosos no están habituados, ni admiten resistencia. El 30 de diciembre la Misión Permanente de Dinamarca ante Naciones Unidas, en Nueva York, informó cortésmente a nuestra Misión en esa ciudad que había tomado nota del Acuerdo de Copenhague del 18 de diciembre de 2009, y adjuntaba copia avanzada de esa decisión. Textualmente afirmó: "¼ el Gobierno de Dinamarca, en su calidad de Presidente de la COP15, invita a las Partes de la Convención a informar por escrito a la Secretaría de la UNFCCC, lo antes posible, su voluntad de asociarse al Acuerdo de Copenhague."

Esta sorpresiva comunicación motivó la respuesta de la Misión Permanente de Cuba ante Naciones Unidas, en la que "¼ rechaza de plano la intención de hacer aprobar, por vía indirecta, un texto que fue objeto de repudio de varias delegaciones, no sólo por su insuficiencia ante los graves efectos del cambio climático, sino también por responder exclusivamente a los intereses de un reducido grupo de Estados."

A su vez, originó una carta del Viceministro Primero del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de la República de Cuba, Doctor Fernando González Bermúdez, al Sr. Yvo de Boer, Secretario Ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, algunos de cuyos párrafos transcribimos:

"Hemos recibido con sorpresa y preocupación la Nota que el Gobierno de Dinamarca circulara a las Misiones Permanentes de los Estados miembros de las Naciones Unidas en Nueva York, que usted seguramente conoce, mediante la cual se invita a los Estados Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático a informar a la Secretaría Ejecutiva, por escrito, y a su más pronta conveniencia, su deseo de asociarse al denominado Acuerdo de Copenhague."

"Hemos observado, con preocupación adicional, que el Gobierno de Dinamarca comunica que la Secretaría Ejecutiva de la Convención incluirá, en el informe de la Conferencia de las Partes efectuada en Copenhague, un listado de los Estados Partes que hubieran manifestado su voluntad de asociarse con el citado Acuerdo."

"A juicio de la República de Cuba, esta forma de actuar constituye una burda y reprobable violación de lo decidido en Copenhague, donde los Estados Partes, ante la evidente falta de consenso, se limitaron a tomar nota de la existencia de dicho documento."

"Nada de lo acordado en la 15 COP autoriza al Gobierno de Dinamarca a adoptar esta acción y, mucho menos, a la Secretaría Ejecutiva a incluir en el informe final un listado de Estados Partes, para lo cual no tiene mandato."

"Debo indicarle que el Gobierno de la República de Cuba rechaza de la manera más firme este nuevo intento de legitimar por vía indirecta un documento espurio y reiterarle que esta forma de actuar compromete el resultado de las futuras negociaciones, sienta un peligroso precedente para los trabajos de la Convención y lesiona en particular el espíritu de buena fe con que las delegaciones deberán continuar el proceso de negociaciones el próximo año", concluyó el Viceministro Primero de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba.

Muchos conocen, especialmente los movimientos sociales y las personas mejor informadas de las instituciones humanitarias, culturales y científicas, que el documento promovido por Estados Unidos constituye un retroceso de las posiciones alcanzadas por los que se esfuerzan en evitar una colosal catástrofe para nuestra especie. Sería ocioso repetir aquí cifras y hechos que lo demuestran matemáticamente. Los datos constan en las páginas Web de Internet y están al alcance del número creciente de personas que se interesan por el tema.

La teoría con que se defiende la adhesión al documento es endeble e implica un retroceso. Se invoca la idea engañosa de que los países ricos aportarían una mísera suma de 30 mil millones de dólares en tres años a los países pobres para sufragar los gastos que implique enfrentar el cambio climático, cifra que podría elevarse a 100 mil por año en el 2020, lo que en este gravísimo problema, equivale a esperar por las calendas griegas. Los especialistas conocen que, esas cifras son ridículas e inaceptables por el volumen de las inversiones que se requieren. El origen de tales sumas es vago y confuso, de modo que no comprometen a nadie.

¿Cuál es el valor de un dólar? ¿Qué significan 30 mil millones? Todos sabemos que desde Bretton Woods, en 1944, hasta la orden presidencial de Nixon en 1971 -impartida para echar sobre la economía mundial el gasto de la guerra genocida contra Viet Nam-, el valor de un dólar, medido en oro, se fue reduciendo hasta ser hoy aproximadamente 32 veces menor que entonces; 30 mil millones significan menos de mil millones, y 100 mil divididos por 32, equivalen a 3 125, que no alcanzan en la actualidad ni para construir una refinería de petróleo de mediana capacidad.

Si los países industrializados cumplieran alguna vez la promesa de aportar a los que están por desarrollarse el 0,7 por ciento del PIB -algo que salvo contadas excepciones nunca hicieron-, la cifra excedería los 250 mil millones de dólares cada año.

Para salvar los bancos el gobierno de Estados Unidos gastó 800 mil millones. ¿Cuánto estaría dispuesto a gastar para salvar a los 9 mil millones de personas que habitarán el planeta en el 2050, si antes no se producen grandes sequías e inundaciones provocadas por el mar debido al deshielo de glaciares y grandes masas de aguas congeladas de Groenlandia y la Antártida?

No nos dejemos engañar. Lo que Estados Unidos ha pretendido con sus maniobras en Copenhague es dividir al Tercer Mundo, separar a más de 150 países subdesarrollados de China, India, Brasil, Sudáfrica y otros con los cuales debemos luchar unidos para defender, en Bonn, en México o en cualquier otra conferencia internacional, junto a las organizaciones sociales, científicas y humanitarias, verdaderos Acuerdos que beneficien a todos los países y preserven a la humanidad de una catástrofe que puede conducir a la extinción de nuestra especie.

El mundo posee cada vez más información, pero los políticos tienen cada vez menos tiempo para pensar.

Las naciones ricas y sus líderes, incluido el Congreso de Estados Unidos, parecen estar discutiendo cuál será el último en desaparecer.

Cuando Obama haya concluido las 28 fiestas con que se propuso celebrar estas Navidades, si entre ellas está incluida la de los Reyes Magos, quizás Gaspar, Melchor y Baltasar le aconsejen lo que debe hacer.

Ruego me excusen la extensión. No quise dividir en dos partes esta Reflexión. Pido perdón a los pacientes lectores.