30/5/09

Noche de tango



Otoño humedece sus ojos, San Telmo ilumina las bocas, beso con el tinto terminado, labios resecos. Noche de tango, ciudad hermosa. Árboles desnudos, las piedras de Chile y Balcarce, pizza en la vereda, escraches en las paredes. Barrio de tango, dónde andarás.

Nubes y misterio, calles lejanas, San Telmo del caminante, luna, te vuelvo a ver. Río rojo, palabras vivas, caricia de arrabal.


Aguacero, espera, derrota
simples movimientos, recuerdos, olvidos
dos pasos, laburo, la minita en el autobús
aguacero, San Telmo, nocturna de una voz.

vos, perdida, noche de tango
imaginó, Carlos Calvo, se había quedado
transpirado en la luz.

Y acaso aquél romance, en La Coruña
un cuartito de tinto y el sanguich de cocido
alguna vez un partido, de la memoria
la que recorrió Almagro y también Lanús.

La noche se evaporaba, entre las piernas
creí morderte la tuya, para terminar.

Y sí, allá estaba aquella nocturna, la luna perdida
por el alcohol.
El cuarto se hizo media, y dos bofetadas
para cuando me besó, ya no estaba ahí.

Noche de tango, canción perdida
la que se pone triste, en los ojos de la búsqueda

y de nuevo eres vos, la voz de tango cuando
Bolívar es la calle que no se va.

O no lo nombras, o te escondes, tu
voz cerrada. Malena te acompaña el bandoneon.

Voca del infierno.

Antes del amanecer, tu candombe de tu piel
no es la tuya. Debajo de tu piel, deseando otra vez ser cualquiera.



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