17/5/09

"Cuyos fantasmas pesan sobre los cerebros de los vivos"




La imagen de arriba, tomada prestada del IPS, abre a la reflexión de nuestra época. El regreso de Marx a la práctica económica mundial y a su análisis económico de los medios estatales y financieros más reaccionarios de los países colonialistas, refleja las limitaciones en el pensamiento neoliberal; en la puesta en escena de la democracia burguesa represiva. La causa, de forma reiterativa, es a partir de la fractura esencial del capitalismo financiero que provoca la primera de las crisis del siglo xxi.

El capitalismo tiene una ruptura esencial. El capitalismo parte de una contradicción en sí mismo y, por ello, tiene un tiempo finito, que se acrecenta conforme las crisis se suceden. Desmintiéndolo de facto, desmintiendo su discurso legitimador democrático burgués. Dicha ruptura tiene varios niveles: económico, político, ideológico, racial.

La ruptura en la esencia del capitalismo, en su plano económico, es que necesita del valor que se genera de la explotación del proletario, plusvalor que es trabajo humano.

La ruptura en la esencia del capitalismo, en su plano ideológico, es que sustituye el todo por la parte, es el eurocentrismo. La ideología burguesa del capitalismo se piensa a sí misma como un todo, la cual elimina la posibilidad de existencia del otro. Esta ruptura, por lo tanto, es infranqueable, ya que los otros, las periferias del capitalismo, se encuentran en constante rebelión, se reconstruyen como sí mismos, como identidades diversas al pensamiento burgués, ocasionando la ruptura en la esencia del sistema capitalista. La rebelión contrahegemónica de las partes del sistema mundial, logran trascender esa ruptura, la hacen visible. Con esta ruptura, al todo se le deja de definir como tal, se le deja de definir como burgués, para definirlo como algo más que la totalidad de las partes; y al burgués se le regresa, por lo tanto, a definirlo tan sólo como una de las partes.

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