2/1/16


Salí a caminar hace unas horas. Había muchas familias en las calles. El Campo Reforma estaba lleno de gente jugando al balón. Cada vez intento caminar más lento. Pasé por el Tecnológico con sus puertas cerradas. Me gusta mirar hacia dentro, los jardines, el comedor de los trabajadores y la cancha de básquetbol.

La velocidad de los pasos dice mucho. Al observar a una persona caminar se puede casi predecir a dónde se dirige. Aquí, a los vendedores de tacos en bicicleta no le llaman de canasta, sino al vapor; que van con sus gorras o sombreros a las esquinas más concurridas.

Hay música norteña que ya comienzo a identificar. No sé quiénes cantan o el nombre de las canciones, pero se escuchan cotidianamente en las calles y el ritmo es conocido. Eso es de notar, la cantidad de música que hay en las calles. Pareciera que hay una continuidad entre las actividades urbanas y la música norteña, así que cada determinado número de cuadras cambia el estado de ánimo de acuerdo a la música que se escucha.

No hay comentarios:

Publicar un comentario