11/8/10

Notas a 'Mito y realidad' de M. Eliade

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Eliade, Mircea (2003), Mito y realidad, Barcelona, Kairos [1962]



El mito tiene vida en las sociedades, en el sentido de proporcionar modelos a la conducta humana y conferir por eso mismo significación y valor a la existencia.

El mito es una realidad cultural extremadamente compleja que puede abordarse e interpretarse en perspectivas múltiples y complementarias.” (p.13)

El mito cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los ‘comienzos’. Dicho de otro modo, el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de los seres sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el cosmos, o solamente un fragmento: una isla, especie vegetal, un comportamiento humano, una institución. Es, pues, siempre el relato de una ‘creación’: se narra cómo algo ha sido producido, a comenzado a ser. El mito no habla de lo que ha sucedido realmente, de lo que se ha manifestado plenamente.” (pp.13-14)

Los mitos revelan, pues, la actividad creadora y desvelan la sacralidad… en suma, los mitos describen las diversas, y a veces dramáticas, irrupciones de lo sagrado en el mundo.” (p.14)

“…la función principal del mito es revelar los modelos ejemplares de todos los ritos y actividades humanas significativas” (pp.14-15)


se distinguen los mitos de las fábulas o cuentos que son historias falsas.

“… los mitos relatan no sólo el origen del mundo… y del hombre, sino también todos los acontecimientos primordiales a consecuencia de los cuales el hombre ha llegado a ser lo que es hoy, es decir, un ser mortal, sexuado, organizado en sociedad, obligado a trabajar para vivir, y que trabaja según ciertas reglas…y el hombre, tal como es hoy, es el resultado directo de estos acontecimientos míticos, está constituido por estos acontecimientos.” (p.18)

“…así como el hombre moderno se estima constituido por la Historia, el hombre de las sociedades arcaicas se declara como el resultado de cierto número de acontecimientos míticos.” (p.19)

“…conocer el origen de un objeto… equivale a adquirir sobre ellos un poder mágico, gracias al cual se logra dominarlos, multiplicarlos o reproducirlos a voluntad.” (p.22)

“…no basta conocer el mito de origen, hay que recitarlo; se proclama de alguna manera su conocimiento, se muestra. Pero esto no es todo; al recitar o al celebrar el mito de origen, se deja uno impregnar de la atmósfera sagrada en la que se desarrollaron esos acontecimientos milagrosos… Al recitar los mitos se reintegra este tiempo fabuloso y, por consiguiente, se hace uno de alguna manera ‘contemporáneo’ de los acontecimientos evocados, se comparte la presencia de los dioses o de los héroes.” (p.24)

[Según Eliade esto es para las sociedades arcaicas]

Estructura de los mitos: 1) historia de los actos de los seres sobrenaturales; 2) es verdadera y sagrada; 3) refiere a una creación: cuenta cómo algo llega a la existencia; se constituyen en paradigmas de todo acto humano significativo; 4) al conocer el mito se conoce el origen de las cosas: se dominan y manipulan; es el conocimiento que se vive de forma ritual; 5) se vive el mito dominado por potencia sagrada que lo exalta y al rito.

Los mitos de origen son equiparables al mito cosmogónico. Al ser la creación del mundo la creación por excelencia, la cosmogonía pasa a ser el modelo ejemplar para toda especie de creación… Todo mito de origen narra y justifica una ‘situación nueva’ –nueva en el sentido de que no estaba desde el principio del mundo-. Los mitos de origen prolongan y completan el mito cosmogónico: cuentan cómo el mundo ha sido modificado, enriquecido o empobrecido” (p.29)

Hay que contar el origen del remedio, sino no se puede hablar de él.” (p.35)

La cosmogonía constituye el modelo ejemplar de toda situación creadora; todo lo que hace el hombre, repite en cierta manera el ‘hecho’ por excelencia, el gesto arquetípico del dios creador: la creación del mundo.” (p.38)

La idea implícita de esta creencia es que es la primera manifestación de una cosa la que es significativa y válida, y no sus sucesivas epifanías. De un modo parecido, no es lo que han hecho el padre o el abuelo lo que se enseña al niño, sino lo que hicieron por primera vez los antepasados, en los tiempos míticos” (p.40)

Cuando se trata de la función ritual de ciertos mitos de origen…, se tiene la impresión de que su ‘potencia’ les viene, en parte, del hecho de que contienen los rudimentos de una cosmogonía. Esta impresión la confirma el hecho de que, en ciertas culturas…, el mito cosmogónico es no sólo susceptible de tener un valor terapéutico intrínseco, sino que constituye también el modelo ejemplar de toda clase de ‘creación’ y de ‘hacer’. (p.43)

Y, como ya hemos visto y lo veremos aún mejor en lo que sigue, la recuperación del tiempo primordial, que es lo único capaz de asegurar la renovación total del cosmos, de la vida y de la sociedad, se obtiene ante todo por la reactualización del ‘comienzo absoluto’, es decir, la creación del mundo.” (p.43)

Los pueblos arcaicos piensan que el mundo debe ser renovado anualmente y que esta renovación se opera según un modelo: la cosmogonía o mito de origen, que desempeña el papel de un mito cosmogónico.” (p. 48)

Con esto, occidente ha eliminado la elipsis en el tiempo al ver la historia lineal, pero aún así, hay un mito de origen (que es el único origen aceptado) que radica en la Revolución francesa y la ilustración. Es un mito que se mantiene constante y que no necesita renovación porque al requerirla se aceptaría que solamente es un mito: una sacralización de los antepasados y sus actos.

Gracias a la cultura, un universo religioso desacralizado y una mitología desmitificada han formado y nutrido la civilización occidental, la única civilización que ha llegado a convertirse en ejemplar. Y en ello hay algo más que el triunfo del logos frente al mythos. Se trata de la victoria del libro sobre la tradición oral, del documento… sobre una experiencia vivida que no disponía más que de los medios de la expresión preliteraria. Un número considerable de textos escritos y de obras de arte antiguas se han perdido. Pero quedan las suficientes para reconstruir en sus líneas principales la admirable civilización mediterránea.” (p.151)

Los mitos griegos ‘clásicos’ representan ya el triunfo de la obra literaria sobre la creencia religiosa. No disponemos de ningún mito griego transmitido en su contexto cultural. Conocemos los mitos en el estado de ‘documentos’ literarios y artísticos, y no en cuanto fuentes y expresiones, de una experiencia religiosa solidaria de un rito” (p. 152)

Un pueblo desprovisto de esta clase de documentos es tenido como un pueblo sin historia.” (p.154)

Ciertos ‘comportamientos míticos’ perduran aún ante nuestros ojos. No se trata de ‘supervivencias’ de una mentalidad arcaica, sino que ciertos aspectos y funciones del pensamiento mítico son constitutivos del ser humano… Este prestigio del ‘origen’ ha perdurado en las sociedades europeas. Cuando se emprendía una innovación, ésta se concebía o se presentaba como un retorno al origen… En los albores del mundo moderno, el ‘origen’ gozaba de un prestigio casi mágico. Tener un ‘origen’ bien establecido significaba, en definitiva, prevalerse de un noble origen. «¡Nuestro origen está en Roma!», repetían con orgullo los intelectuales rumanos de los siglos xviii y xix. La conciencia de la descendencia latina se acompañaba, en ellos, de una especie de participación mística de la grandeza de Roma.” (p.174)

Se descubrirían comportamientos míticos en la obsesión del ‘éxito’, tan característica de la sociedad moderna, y que traduce el oscuro deseo de trascender los límites de la condición humana…” (p.178)


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