14/8/10

El valor de uso en Bolívar Echeverría

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Notas del libro:
Stefan Gandler (2007), Marxismo crítico en México: Adolfo Sánchez Vázquez y Bolívar Echeverría, FCE, México
Capítulo 2

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II. Sobre B. Echeverría: valor de uso y ethos

Se estudia el intento de Echeverría por concretar la praxis en la modernidad, lo que lleva a analizar los dos temas principales de la filosofía social de este autor: el concepto de valor de uso (forma natural del proceso de producción y consumo) y el de los cuatro ethe de la modernidad capitalista (cuatro formas desarrolladas para soportar las relaciones reinantes de producción).

Algunos elementos básicos de la modernidad capitalista se comportan como un ‘complejo mítico’ al no ser realizables como el discurso les manda.

El concepto de praxis en Sánchez Vázquez es demasiado abstracto. Con esto, la revolución bajo el concepto socialista se convierte en una reproducción burguesa al estilo Revolución francesa ya que se concluye que es solamente a través de la revolución la única manera posible para subvertir las relaciones humanas que se encuentran tocadas por el neoliberalismo. Esto lleva a la revolución a convertirse casi en “la continuación congruente de la experiencia del mercado como locus privilegiado de la socialización.” (p.278) Se piensa que la única vez que la revolución se logra es la única ruptura posible; se institucionaliza.

“También la praxis humana debe concebirse, en cada caso, en su contexto histórico, cultural y geográfico; no puede ser entendida realmente en el marco de un pensamiento que, en apariencia, se mantiene universal.” (p.282 y cita 26)


El valor de uso

Analiza el concepto original marxiano de valor de uso confrontándolo con la teoría lingüística de Saussure: “al lado de la langue (idioma), o sea, del conjunto de múltiples producciones y consumos de valores de uso en una determinada constelación histórica, existe además el langage (capacidad de hablar, lenguaje). Éste es el punto capital. Lo específicamente humano, por lo que Echeverría se pregunta varias veces en el texto “LA forma natural de la reproducción social”, no es la langue, o sea un determinado idioma, sino el langage, la capacidad de hablar en sí. No es una forma específica de valores de uso confeccionados y empleados lo que distingue al ser humano y su autocreación, sino su facultad de hacerlo. Con la diferenciación de lengua y lenguaje, aplicada a la esfera de la producción, ya no se puede llegar con tanta facilidad a la conclusión de que una determinada constelación de valores de uso está en un estadio de desarrollo ‘superior’ o ‘inferior’. […] Así pues, el interés de Echeverría por la semiótica fundada por Saussure puede comprenderse como un auxiliar teórico para combatir el ‘falso universalismo’, que no es sino la autoelevación de una de las particularidades existentes en lo ‘general’, y hacerlo sin arbitrariedad.” (p.355)

La misma metodología de Saussure, Echeverría la plantea para los valores de uso: “una clase de análisis que no empiece por considerar mejores unos frente otros sólo porque hayan surgido en el marco de una forma de creación de valor más industrializada.” (p.354)

  • Las denominaciones de países como ‘desarrollados’ o ‘subdesarrollados’ implica un arraigado productivismo económico que lleva a que las fuerzas industriales sean las que determinen sin más el progreso de un pueblo. Incluyendo al marxismo dentro de este desarrollo teórico que se mantiene dentro de esta percepción.

  • A la realidad que vive Latinoamérica se le llama ‘modernidad inconclusa’, misma que promueve el racismo; se debe reconocer que no lo es tal sino que es “la perfecta expresión en su propia contradicción.” Es la modernidad para el subdesarrollo y al mismo tiempo una contradicción en los mismos planteamientos racionales de la Ilustración.

  • “Según ésta, lo decisivo en las relaciones de producción es el proceso productivo en cuanto referido al valor; partiendo de éste se puede explicar y evaluar todo lo demás, es decir, también el proceso productivo en cuanto referido al valor de uso. Esto da por resultado que los valores de uso producidos en el marco de una sociedad en la que exista un grado relativamente alto de industrialización harán que esa sociedad sea concebida automáticamente como ‘más desarrollada’ que las otras. Y como, además, se sabe que los valores de uso son coherentes en cada caso con la constitución cultural de un país, se llega por último a la conclusión de que determinadas formas de cultura están ‘más desarrolladas’ que otras sólo porque se encuentran en una comarca en la que reina también un grado de industrialización más elevado que en otras comarcas. Si bien hay cada vez menos teorías que defiendan esto con tan abierta agresividad, éste es, implícitamente, el pensamiento reinante en general, en la vida cotidiana al igual que en las ciencias. Que esto no se proclame en todo momento, no le quita para nada su casi absoluta omnipresencia, así sea entre líneas.” (p.352-353)

  • En esta forma –ligeramente oculta- predomina, pues, la idea de que más pronto o más tarde todos los seres humanos deberán vivir como es hoy habitual en Europa y en Estados Unidos, y que ése será el verdadero ‘desarrollo’. Una fijación en la producción y el consumo en cuanto referidos al valor, combinada con un progresismo ingenuo, forman un caldo de cultivo ideológico donde el eurocentrismo difícilmente deja de prosperar.” (p.353-354)


La modernidad realmente existente

  • Alusión obvia a la URSS, que ni siquiera fue socialismo. Con el término se señala teóricamente la posibilidad de la realidad de otras modernidades. Así, ésta no es la única sino la dominante y que niega la existencia de otras posibilidades.

  • La misma se afirma como única posible.

  • Emana un universalismo falso y abstracto. Echeverría opone, entonces, un universalismo concreto.

  • La modernidad se caracteriza en términos de Echeverría por: 1) la tecnología racional, 2) intercambio mercantil siempre en aumento y 3) la apertura hacia las culturas y sociedades locales ante las ‘mundiales’. Sin embargo, el punto número tres tiene defectos: ocurrió ‘perversamente’ ante la cerrazón de la “contrarrevolución capitalista” (p.389) la cual impidió que la Ilustración tuviera una emancipación para los demás pueblos dado que se enfocó únicamente hacia el centro de los países industrializados. Esto, al contrario de lo que el marxismo occidental llama como error de ‘ideología’, Echeverría le llama ‘mito moderno’.

  • A la modernidad la ve con un determinismo cronológico lineal (al contrario de los críticos del eurocentrismo): “El fundamento de la modernidad se encuentra en la consolidación indetenible –primero lenta, en la Edad Media, después acelerada, a partir del siglo xvi, e incluso explosiva, de la Revolución industrial pasando por nuestros días- de un cambio tecnológico que afecta a la raíz misma de las múltiples ‘civilizaciones materiales’ del ser humano.” (p.390)

  • “La revolución, para serlo de verdad, debe ser, como lo señala Hegel, una ‘negación determinada’ de lo existente.” (p.366) Lo cual nos lleva a la dialéctica y a la importancia que Hegel tiene en la misma comprensión del mundo como modernidad eurocentrista.

  • “La negación determinada del universalismo abstracto es, entonces, en su terminología, la aspiración a un universalismo concreto, mientras la negación indeterminada es la ingenua reprobación posmoderna de todo universalismo.” (p.367) Así, la modernidad realmente existente tiene posibilidades internas hasta el momento no aprovechadas: las cuales significarían rupturas, tan grandes como podría ser una revolución.

  • La modernidad es una contradicción de la realidad capitalista entre un proceso de trabajo y disfrute en cuanto valor de uso y uno de reproducción y acumulación de la riqueza en la ‘valorización del valor abstracto (acumulación de capital)’. Así, esta realidad en que la segunda subordina a la primera es visto como una segunda naturaleza del hombre a través del ethos que asegura la armonía en la cotidianeidad. (p.382-383)

  • Si hay diversas modernidades existentes, se debe proponer un análisis exacto de cada una para identificar lo que debe ser absolutamente desechado en la búsqueda de la modernidad no capitalista, así como identificar los puntos que serán el inicio de esta última. Por ello, un método es propuesto por Echeverría dentro del marco para el enriquecimiento marxista unido a la semiótica: los ethe modernos.

  • Se debe perder el respeto a lo fáctico de la modernidad: es la modernidad realmente existente que como rasgo principal tiene al eurocentrismo, el cual bloquea las posibles modernidades alternativas.

  • Se debe quitar de la mente lo predeterminado que significa la continuidad histórica: la que ofrece una línea impecable de razón revelándose al mundo como lo único y mejor.

  • El método debe ser comparativo a través del “valor de uso y signo” semiótico.


El ethos histórico

  • Es el término genérico. El concepto.

  • Conjunta dos acepciones del origen griego: es el ‘uso, costumbre o comportamiento automático’, además de ‘el carácter, personalidad individual o modo de ser’.

  • Como existe en los conjuntos sociales, el individuo que pertenece no lo busca descifrar. Se evita descifrar los comportamientos naturales de un conjunto ‘nosotros’ pero también es la presencia del ‘nosotros’ y cómo el mundo los interfiere o cambia.

  • Es una determinación, por consiguiente, de las circunstancias objetivas y subjetivas. Construcción del mundo de la vida en los sujetos y objetos.

  • El valor de uso se haya supeditado a la producción de valor por lo que el ethos se modifica de acuerdo al valor de la producción capitalista que la sociedad perteneciente a dicho ethos conlleva; el eurocentrismo tiene un valor de uso excesivo ya que se determina por su valor en la modernidad existente.

  • El ethos no es sólo la ideología existente sino también todas las formas de vida cotidiana: “todo aquello que hace soportables las relaciones reinantes de por sí intolerables.” (p.380) También las formas de comportamiento e instituciones sociales.

  • Esto debe ser analizado no “partiendo sin más de la forma de mercancía adoptada por la producción (relación de valor), sino también de la forma concreta de los valores de uso producidos y consumidos en cada caso.” (p.381) Estas formas de vida que lo hacen aguantable (que ésta es su función social) es el ethos histórico.

  • Es estructural y destruye el valor de uso, la pluralidad de las distintas manifestaciones de vida que tienen valor por su uso en sociedades determinadas, que son eliminados por la producción de valor ‘universal’ que determina lo desarrollado de lo no desarrollado; es una forma de ‘naturalizar lo capitalista’.

  • Gandler lo define: “es el conjunto de usos, instituciones sociales, formas de pensar y actuar, herramientas, formas de producción y consumo de valores de uso que hacen posible vivir como ser humano o como sociedad en las relaciones capitalistas de producción, en verdad inhumanas, sin tener que inventarse continuamente una solución al problema que resulta de esas relaciones.” (p.381)

  • En Latinoamérica el problema no es en el proceso de valor capitalista en los aspectos sociales, más bien es centralmente con el eurocentrismo porque el valor de uso ya llega predestinado de allá, por lo que: en Latinoamérica se cree que el superdesarrollo intelectual europeo y la supuesta falta del mismo en América es por la ‘ausencia de autoestima nacional’, convirtiéndose éste en el gran mito cuando en realidad lo que ocasiona es una escisión entre las clases: dejar detrás al indígena y al pobre ante la promesa de modernidad. “Para atacar con los recursos de la teoría este problema –provocado por el eurocentrismo en gran parte- Echeverría desarrolla el concepto de ethos, para hacer visible la diversidad de formas que en cada caso adoptan el autoengaño y el sobrellevar las relaciones sociales reinantes.” (p.385-386)

  • Los ethe, entonces, se presentan como ‘espontaneidades complejas’ muy diversas que predeterminan tipos de actuación que permiten soportar las condiciones aberrantes: la tv, las compras, el alcohol, videojuegos, viajes, política, publicidad, alimentos light, etc.


Los cuatro ethe

Son las cuatro formas básicas del actual ethos histórico: realista, romántico, clásico y barroco. No se diferencian por clase social ya que en todas pueden darse cada uno dependiendo de sus determinaciones históricas, geográficas y culturales. (p.397) Sirven para naturalizar el capitalismo: como algo que proviene de la naturaleza.

“¿Cómo es posible que el modo de producción capitalista, obviamente insoportable, y la sociedad burguesa que lo acompaña, sean percibidos por los sujetos de esa sociedad como inevitables, incluso soportables y a lo mejor hasta razonables?” (p.271)

Echeverría intenta responder alejándose de los argumentos esgrimidos desde las posiciones europeas del ‘marxismo occidental’ (Lukács, Korsch, Benjamin, Adorno y Horkheimer). Entonces, intenta un postulado de la E. de Frankfurt para confrontar al eurocentrismo: “salvar lo singular y particular ante el ataque conceptual y real de lo (aparentemente) general, sin tirar por la borda los conceptos generales y el afán emancipatorio universal.” (p.271) Sin embargo, hay que utilizar a Marx en su sentido anti eurocentrista, si no, el análisis sería incompleto.

Él demuestra que las relaciones capitalistas de producción no se encuentran en un proceso lineal sino que existen diversas modernidades capitalistas entre las que una domina. “Le interesa escaparse de la idea de que un determinado desarrollo histórico debe iniciarse en un cierto punto para extenderse luego paulatinamente por el resto del planeta y que, por tanto, deben existir siempre territorios cuyo desarrollo esté más avanzado que el de otros.” (p.272-273)

  • Va más allá de Heiddeger ya que plantea a la crisis actual como universal, de la civilización, y no únicamente de los modos de producción.

  • Va más allá de Marx al negar la existencia de sociedades pre-capitalistas, al plantearlas como ‘modernidad realmente existente’ pero excluidas de la confirmación central industrial dominante. (p.399)

  • Se distancia de Weber al negar que las relaciones capitalistas de producción se hallan más cercanas a la ética protestante, discurriendo de las demás, viéndolas como subordinadas, y creando una jerarquización errónea.

Hacer la crítica al eurocentrismo sin pregonarlo a viva voz sino a través de conceptos filosóficos.

Echeverría busca filosóficamente “sentar las bases para una teoría materialista de la cultura. [con motivo en la praxis social] […] Aun si Echeverría intenta superar el universalismo abstracto al dar una concreción altamente diferenciada al concepto en cuestión, de todos modos sigue siendo filósofo y se limita a sentar las bases conceptuales para esa historia materialista de la cultura.” (p.392) “La investigación orientada a lo empírico e histórico la deja Echeverría en manos de otros autores.” (p.393)

Propone que los países de la periferia no deben encarrerarse hacia la modernización y que, una vez alcanzada, los problemas cesarán. Más bien, ya se encuentran dentro de la modernidad capitalista, pero en otra forma de esa modernidad: la de países subjuzgados. Para mantener a esas sociedades bajo la tranquilidad soportable del capitalismo, Echeverría propone los cuatro ethe, uno para cada tipo de conjunto social.


El ethos realista (Fascinación ingenua y militante en pro de la valorización del valor)

  • Se niega la existencia de una contradicción entre la necesaria producción de valores de uso y su destrucción ante la producción de valor.

  • Las relaciones materiales imperantes son tomadas con ‘gran estima’ por su eficacia y bondad así como por ser prácticamente las únicas posibles.

  • “Una primera manera de convertir en inmediato y espontáneo el hecho capitalista es la del comportamiento que se desenvuelve dentro de un actitud de identificación afirmativa y militante, con la pretensión de creatividad que tiene la acumulación del capita, con la pretensión de ésta no sólo de representar fielmente los intereses del proceso socio-natural de reproducción sino de estar al servicio de la potenciación cuantitativa y cualitativa del mismo.” (p.411)


El ethos romántico (El valor de uso es enaltecido y, al hacerlo, se pasa por alto que el favorecido no es él, sino el valor)

  • Es la afirmación del valor de uso cuando es visto natural dentro de una valorización en el ‘espíritu de empresa’.

  • En oposición al ethos realista pero siempre negando la separación de valor de uso y producción de valor, el valor de uso es puesto en el estrado a diferencia de la producción de valor, sin embargo, es en verdad al segundo a quien se admira al negar su exaltación y viendo como deseable los modos de producción del valor de uso: los métodos de inversión, el arriesgue de capital y los modos de consumo.

  • “La ‘vida’ del capital es concebida como una gran aventura, los capitalistas son transformados de simples administradores en los verdaderos héroes.” (p.413) Los capitalistas se vuelven ‘empresarios’, como algo aventurero


El ethos clásico (Se cumple ‘trágicamente’ la marcha capitalista del mundo; cínicamente, el valor de uso es sacrificado al valor)

  • Se acepta la diferencia entre valor de uso y producción de valor.

  • Lo establecido es intransformable por lo que se sigue ‘trágicamente’ el proceso capitalista.

  • Lo existente no es glorificado, sus errores se dan a notar, pero una rebelión contra ello es insensata.


El ethos barroco

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