8/5/11

José Revueltas habla del Che Guevara

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Vamos al año 1961, José Revueltas se encuentra en Cuba como parte de la milicia revolucionaria. Ahí encontró a la revolución en movimiento, desarrollándose como la transformación histórica que modificó a la humanidad en el siglo xx, con sus avances y contradicciones.

Revueltas nos legó un diario de dicha experiencia, que fue publicado como folleto por la Universidad Autónoma de Puebla en 1976 y como fragmentos en diversas revistas mexicanas. La versión final la publicó Andrea Revueltas como parte del tomo II de "Las evocaciones requeridas" en la Obra Completa de Era.

Aquí presentamos un fragmento referente al Che Guevara:

"Asisto a la inauguración de las conferencias de planificación (23 de junio) que corresponde abrir al Che Guevara. Le profeso una admiración y un cariño extraordinarios. No hay ninguna fingida modestia en su forma de comparecer ante la masa que lo aplaude casi con delirio. Se diría que quiere sustraerse, que le angustia ser objeto de tal admiración. Tiene un fuego por dentro, un fuego constante y vivo, que brota a lo cálido de sus ojos, llenos de humanidad, de pasión, de una voluntad ya desde mucho tiempo atrás decidida y que no será capaz de doblegarse, firme, pertinaz, devota. Huye de las frases, de los efectos oratorios, como si tratara e abrirse paso en los cerebros con la sola herramienta de lo racional, de lo discursivo, de lo irrebatible desde el punto de vista lógico. Y, así, extrañamente, sus palabras tienen un calor inesperado, una vivacidad palpitante y comunicativa, que se adueñan del auditorio -no por simple entusiasmo, sino por ese efecto sedutor que sobre el espíritu ejercen las cosas precisas."

Debido a las notas dejadas por Revueltas en su primera experiencia en la Cuba revolucionaria (regresaría en 1968 como jurado de Casa de las Américas), notamos elementos narrativos que se distinguen por la nula "fingida modestia" de la que habla de Guevara. Revueltas nunca establece que la transición al socialismo que Cuba vive es la panacea mundial, al contrario, se adentra (con un tinte hegeliano) en el trabajo revolucionario del día a día, ese:

"Así se presentan los procesos, en la vida real y práctica, por más grandes que sean, pero son la historia, el devenir que nos trae de un lado para otro, como al azar, gratuita y tontamente, porque todos somos multitud, masa, fuerza histórica, al margen de la importancia del papel personal que desempeñemos en el proceso, grande o pequeño y también sin darnos cuenta. (Por supuesto no me refiero a la conciencia histórica y política de los hechos, sino a la fatigosamente antiheroica y minúscula vida diaria.) ¿Por qué estamos todos trabajando como locos y en muchos casos sin necesidad o con un gasto inútil de energía? Porque la historia está obrando sobre todos nosotros y el proceso no sabe discriminar lo congruente, lo racional, lo sistemático y útil, de lo incongruente, de lo ineficaz, de lo absurdo, en los casos individuales que participan dentro del impulso."

La riqueza de sus notas es contrastante con los tantos escritores y pseudo revolucionarios que visitaron Cuba en las décadas del 60 y 70; quienes, con intenciones adulatorias, negaban cualquier crítica al proceso revolucionario.

José María Arguedas, Edmundo Desnoes, Carlos Heitor Cony, Jorge Semprún y José Revueltas en Cuba (1968).

Al igual que Silvestre Revueltas se sumergió en la España republicana durante la Guerra Civil, su hermano menor dejó enseñanzas vivas de dialéctica marxista para la experiencia revolucionaria lationamericana.
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