4/5/11

Cuento boliviano, comentario previo al alba


Esta noche se comenta un cuento del autor boliviano Edmundo Paz Soldán. La mayoría de las veces la literatura da forma a los contornos de las acciones personales. 

Romeo y Julieta (1998) es un cuento que termina por aplastar al romántico literario con un dejo de insensatez. El romanticismo de otro siglo. Desea ser la superación de ese romanticismo infantil que inunda la literatura latinoamericana de las últimas tres décadas.

Olvidar las promesas idealistas, interrumpir las tareas diarias para ver la vida correr derramada por la tierra. Promesas de amores, de desarrollo, de bienestar económico, de fidelidad; cada una se derrumba cuando se menstrúa por primera vez, sin embargo, en el cuento quien termina por sangrar no es la niña sino el chico.

La menstruación masculina significa el devenir del tiempo de la mujer, la revolución de género. Ahora el hombre (el macho) adolece en su cuerpo porque no está preparado para vivir en el mundo de la realidad (del dolor y tareas físicas) que históricamente fue el mundo oprimido de la mujer: menstruar, parir, ser golpeada, recibir (o ser pasiva) en el acto sexual. Sin romanticismo el hombre (masculino) ya no tiene andamios para sostener el patriarcado. Y nos enfrentamos a todas nuestras dolencias, a la duda, como dice el chico antes de morir: "¿Me amas?".

La mujer, mientras tanto, se dirige hacia las ciencias, el conocimiento, la literatura y el arte. La chica prefiere hacer sus tareas escolares que quedarse en el drama histórico. Superación dialéctica. El "viejo" hombre es dejado atrás, escurriendo; la "vieja" mujer ni siquiera aparece en el cuento porque solamente la chica escenifica ser Julieta pero nunca lo fue, tanto así que su enamorado le confunde el nombre. Ella es sólo la máscara del romanticismo femenino, su puesta en escena. La superación de ambos aparece entre líneas, en la abstracción todavía; nada definida. Esa parte nos toca a nosotros escribirla.


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El cuento completo:

En un claro del bosque, una tarde de sol asediado por nubes estiradas y movedizas, la niña rubia de largas trenzas agarra el cuchillo con firmeza y el niño de ojos grandes y delicadas manos contiene la respiración.
    --Lo haré yo primero --dice ella, acercando el acero afilado a las venas de su muñeca derecha --. Lo haré porque te amo y por tí soy capaz de dar todo, hasta mi vida misma. Lo haremos porque no hay, ni habrá, amor que se compare al nuestro.
    El niño lagrimea, alza el brazo izquierdo.
    --No lo hagas todavía, Ale... Lo haré yo primero. Soy un hombre, debo dar el ejemplo.
    --Ese es el Gabriel que yo conocí y aprendí a amar. Toma. ¿Por qué lo harás?
    --Porque te amo como nunca creí que podía amar. Porque no hay más que yo pueda darte que mi vida misma.
    Gabriel empuña el cuchillo, lo acerca a las venas de su muñeca derecha. Vacila, las negras pupilas dilatadas. Alejandra se inclina sobre él, le da un apasionado beso en la boca.
    --Te amo mucho, no sabes cuánto.
    --Yo también te amo mucho, no sabes cuánto.
    --¿Ahora sí, mi Romeo?
    --Ahora sí, mi Julia.
    --Julieta.
    --Mi Julieta.
    Gabriel mira el cuchillo, toma aire, se seca las lágrimas, y luego hace un movimiento rápido con el brazo izquierdo y la hoja acerada encuentra las venas. La sangre comienza a manar con furia. Gabriel se sorprende, nunca había visto un líquido tan rojo. Siente el dolor, deja caer el cuchillo y se reclina en el suelo de tierra: el sol le da en los ojos. Alejandra se echa sobre él, le lame la sangre, lo besa.
    --Ah, Gabriel, cómo  te amo.
    --Ahora te toca a tí --dice él, balbuceante, sintiendo que cada vez le es más difícil respirar.
    --Sí. Ahora me toca --dice ella, incorporándose.
    --¿Me... me amas?
    --Muchísimo.
    Alejandra se da la vuelta y se dirige hacia su casa, pensando en la tarea de literatura que tiene que entregar al día siguiente. Detrás suyo, incontenible, avanza el charco rojo.

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("Romeo y Julieta", en Amores imperfectos, 1998; nueva edición: editorial Estruendomudo, Lima, Perú, 2011) 
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Se agradece a lxs piratas del alba de la blogósfera
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