2/3/10

Huelga de hambre, muerte a priori: la verdad del caso Zapata Tamayo en Cuba


Cuba, los medios occidentales y el suicidio de Orlando Zapata Tamayo


Revisado por Caty R.


El 23 de febrero de 2010 Orlando Zapata Tamayo, recluso cubano, falleció tras una huelga de hambre de 83 días. Tenía 42 años. Era la primera vez desde 1972, cuando murió Pedro Luis Boitel, que un recluso fallecía en semejantes condiciones. Los medios occidentales pusieron en primera plana este trágico suceso y subrayaron la triste suerte de las personas encarceladas en Cuba.1

La desaparición dramática de Zapata desató una conmoción justificada por todo el mundo. El caso del recluso cubano suscita innegablemente cierta simpatía y un sentimiento de solidaridad hacia una persona que expresó su desesperación y su malestar en prisión llevando su huelga de hambre hasta el final. La emoción sincera que suscitó este caso es del todo respetable. En cambio la instrumentalización con fines políticos del fallecimiento de Tamayo y del dolor de su familia y sus amigos, hecha por los medios occidentales, viola los principios básicos de la deontología periodística.

Zapata, ¿preso político o recluso de derecho común?

Desde 2004 Amnistía Internacional (AI) lo considera como un “prisionero de conciencia”, entre los 55 que hay en Cuba, y señala que Zapata emprendió una huelga de hambre para denunciar sus condiciones de detención, pero también para exigir cosas imposibles de conseguir para un recluso, a saber, un televisor, una cocina personal y un teléfono celular para llamar a su familia. 2 Aunque no era Lucifer en persona, Zapata no era un recluso modelo. En efecto, según las autoridades cubanas, fue culpable de varios actos de violencia en prisión, particularmente contra los guardias, hasta el punto de que su condena fue agravada hasta 25 años de prisión. 3

Curiosamente AI no menciona en ningún momento las supuestas actividades políticas que llevaron a Zapata a prisión. La razón es relativamente sencilla: Zapata nunca realizó actividades antigubernamentales antes de su encarcelamiento. Al contrario, la organización reconoce que fue condenado en mayo de 2004 a tres años de prisión por “desacato, alteración del orden público y resistencia”. 4 Esta sanción es relativamente leve comparada con la de los 75 opositores condenados en marzo de 2003 a penas que van hasta 28 años de prisión “por haber recibido fondos o materiales del gobierno estadounidense para realizar actividades que las autoridades consideran subversivas y perjudiciales para Cuba”, como reconoce AI, lo que constituye un grave delito en Cuba pero también en cualquier país del mundo. Aquí AI no puede escapar a una evidente contradicción: por un lado califica a estas personas de “prisioneros de conciencia”, y por el otro admite que cometieron un grave delito al aceptar “fondos o materiales del gobierno estadounidense”.

Al contrario que a éstos, el gobierno de La Habana jamás ha acusado a Zapata de ser estipendiado por une potencia extranjera y siempre lo ha considerado como un recluso de derecho común. Zapata disponía de graves antecedentes penales. En efecto, desde junio de 1990, fue arrestado y condenado varias veces por “alteración del Orden, Daños, Resistencia, dos cargos de Estafa, Exhibicionismo Público, Lesiones y Tenencia de Armas Blancas”. En el año 2000 fracturó el cráneo del ciudadano Leonardo Simón de un machetazo. Sus antecedentes penales no conllevan ningún delito de orden político. Fue sólo después de su encarcelamiento cuando su madre, Reyna Luisa Tamayo, se acercó a los grupos opositores al gobierno, pero jamás ha sido molestada por la justicia. 6

¿Conmoción de doble rasero?

Estados Unidos y la Unión Europea declararon su consternación y exigieron la “liberación de los presos políticos”. “Estamos profundamente consternados por su muerte”, declaró la secretaria de Estado Hillary Clinton, quien denunció “la opresión de los presos políticos en Cuba”. Bruselas también se expresó en este sentido y exigió la “liberación incondicional de todos los prisioneros políticos”. Francia anunció que “seguía su situación de cerca, había pedido su liberación, así como la de otros detenidos cuyo estado de salud le parecía especialmente preocupante”, mediante el portavoz de la Cancillería, Bernard Valero. 7

El presidente cubano Raúl Castro “lamentó” el fallecimiento y recordó, a guisa de respuesta a la conmoción interesada de Washington y de Bruselas, que “en medio siglo, aquí no hemos asesinado a nadie, aquí no se ha torturado a nadie, aquí no se ha producido ninguna ejecución extrajudicial. Bueno, aquí en Cuba si se ha torturado, pero en la Base Naval de Guantánamo” en referencia al centro de tortura bajo administración estadounidense. “Ellos dicen que quieren discutir con nosotros y estamos dispuestos a discutir con el gobierno norteamericano todos los problemas que quieran; repetí tres veces, en el Parlamento, todos, todos, todos. Las discusiones no las aceptamos si no son en absoluta igualdad de ambas partes. Ellos pueden indagar o preguntar de todas las cuestiones de Cuba, pero nosotros tenemos derecho de preguntar de todos los problemas de los Estados Unidos”. 8

El presidente brasileño Lula da Silva, en visita a Cuba, también declaró su condolencia, pero quiso subrayar la doble moral de los medios occidentales, de Washington y de Bruselas recordando una triste realidad. “Conozco prácticamente todas las huelgas de hambre que tuvieron lugar a lo largo de los últimos 25 años en el mundo y no fueron pocas en las que murieron personas que hicieron huelgas de hambre en varios países del mundo”. 9 Los medios ignoraron la inmensa mayoría de esos casos trágicos y absolutamente ninguno tuvo un cobertura mediática tan importante como la reservada al recluso cubano.

A guisa de comparación, en Francia, entre el 1 de enero de 2010 y el 24 de febrero de 2010, hubo 22 suicidios en prisión, entre ellos el de un adolescente de 16 años. En 2009 hubo 122 suicidios en las cárceles francesas y 115 en 2008. El secretario de Estado de Justicia, Jean-Marie Bickel, declaró su impotencia al respecto: “Cuando alguien decide suicidarse y está determinado a hacerlo, que esté en libertad o en prisión, […] ninguna medida es posible”. A su pesar, las familias de las víctimas no tuvieron derecho al mismo tratamiento mediático que Zapata, ni a una declaración oficial pública del gobierno francés. 10

Hay que poner en perspectiva el caso de Zapata con otros dos hechos mucho más graves pero que los medios occiden tales ignoraron deliberadamente y que ilustran claramente cómo un se instrumentaliza y se politiza un hecho común, que pasaría desapercibido en la mayoría de los países del mundo, cuando se trata de Cuba.

Desde el golpe de Estado en Honduras y la instauración de la dictadura militar el 27 de junio de 2009, liderada primero por Roberto Micheletti y luego por Porfirio Lobo desde el 28 de enero de 2010, han ocurrido más de un centenar de asesinatos, otros tantos casos de desapariciones e innumerables casos de tortura y de violencia. Los abusos son cotidianos pero los medios occidentales los censuran cuidadosamente. Así, Claudia Larissa Brizuela, miembro del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), opuesto al golpe de Estado, fue asesinada el 24 de febrero de 2010, un día después del fallecimiento de Zapata. No hubo ni un palabra al respecto en la prensa occidental. 11

Otro caso similar ilustra también la duplicidad de los medios occidentales. En diciembre de 2009 en La Macarena, Colombia, se descubrió la mayor fosa común de la historia de América Latina, con no menos de 2.000 cadáveres. Según los testimonios recogidos por eurodiputados británicos presentes allí, se trataría de sindicalistas y líderes campesinos asesinados por los paramilitares y las fuerzas especiales del ejército colombiano. El jurista Jairo Ramírez, secretario del Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia, describió la espantosa escena: “Lo que vimos fue escalofriante. Infinidad de cadáveres y en la superficie cientos de placas de madera de color blanco con la inscripción NN y con fechas desde 2005 hasta hoy. El comandante del Ejército nos dijo que eran guerrilleros caídos en combate , pero la gente de la región nos habla de multitud de líderes sociales, campesinos y defensores comunitarios que desaparecieron sin dejar rastro”. A pesar de los múltiples testimonios y la presencia de parlamentarios europeos, a pesar de la visita de una delegación parlamentaria española allí para investigar el caso, ningún medio occidental ha concedido el menor espacio a esta noticia. 12

El suicidio de Orlando Zapata Tamayo es una tragedia y el dolor de su madre debe respetarse. Pero hay gente que no tiene escrúpulos. A los medios occidentales, Washington y la Unión Europea les importa poco la muerte de éste, como poco les importan los muertos hondureños y colombianos cotidianos. Zapata sólo les es útil en la guerra mediática que llevan contra el Gobierno de La Habana. Cuando la ideología pasa por encima de la objetividad informativa, la verdad y la ética son las primeras víctimas.

Notas

1 Juan O. Tamayo, «Muere el preso político cubano Orlando Zapata», El Nuevo Herald , 24 de febrero de 2010.

2 Amnesty International , «Death of Cuban Prisonner of Conscience on Hunger Strike Must Herald Change», 24 de febrero de 2010. http://www.amnesty.org/en/news-and-updates/death-cuban-prisoner-conscience-hunger-strike-must-herald-change-2010-02-24 (sitio consultado el 28 de febrero de 2010).

3 Enrique Ubieta, «Orlando Zapata, ¿un muerto útil?», Cubadebate , 24 de febrero de 2010.

4 Amnesty International , «Death of Cuban Prisonner of Conscience on Hunger Strike Must Herald Change», op. cit.

5 Amnesty International , «Cuba. Cinq années de trop, le nouveau gouvernement doit libérer les dissidents emprisonnés», 18 de marzo de 2008. http://www.amnesty.org/fr/for-media/press-releases/cuba-cinq-ann%C3%A9es-de-trop-le-nouveau-gouvernement-doit-lib%C3%A9rer-les-dissid (sitio consultado el 23 de abril de 2008).

6 Andrea Rodriguez, «Prensa oficial reacciona a muerte de opositor», The Associated Press , 27 de febrero de 2010.

7 El Nuevo Herald , «Rechazo mundial al régimen castrista», 25 de febrero de 2010.

8 Raúl Castro Ruz, «Declaraciones del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros Raúl Castro Ruz sobre el fallecimiento del recluso Orlando Zapata Tamayo», 24 de febrero de 2010.

9 The Associated Press , « Washington Post cuestiona política de concesiones a Cuba », 26 de febrero de 2010.

10 Charlotte Menegaux, «Les limites du ‘kit anti-suicide’ en prison», Le Figaro , 25 de febrero de 2010.

11 Maurice Lemoine, «Selon que vous serez Cubain ou Colombien…», Le Monde Diplomatique , 26 de febrero de 2010.

12 Antonio Albiñana, «Aparece en Colombia una fosa común con 2.000 cadáveres», Público.es , 26 de enero de 2010.

Salim Lamrani es profesor encargado de cursos en la Universidad Paris-Sorbonne-Paris IV y en la Universidad Paris-Est Marne-la-Vallée y periodista francés, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Acaba de publicar Cuba: Ce que les médias ne vous diront jamais (Paris: Editions Estrella, 2009). Disponible en librerías y en Amazon: http://www.amazon.fr/Cuba-Medias-Vous-Diront-Jamais/dp/2953128417/ref=pd_rhf_p_t_1 Para cualquier petición dedicada, contactar directamente: lamranisalim@yahoo.fr

Publicado en Rebelion.org


Para desprevenidos

¿Para quién la muerte es útil?

(AW) La absoluta carencia de mártires que padece la contrarrevolución cubana, es proporcional a su falta de escrúpulos. Es difícil morirse en Cuba, no ya porque las expectativas de vida sean las del Primer Mundo -nadie muere de hambre, pese a la carencia de recursos, ni de enfermedades curables-, sino porque impera la ley y el honor. Los mercenarios cubanos pueden ser detenidos y juzgados según leyes vigentes -en ningún país pueden violarse las leyes: recibir dinero y colaborar con la embajada de un país considerado como enemigo; en Estados Unidos, por ejemplo, puede acarrear severas sanciones de privación de libertad-, pero ellos saben que en Cuba nadie desaparece, ni es asesinado por la policía. No existen "oscuros rincones" para interrogatorios "no convencionales" a presos-desaparecidos, como los de Guantánamo o Abu Ghraib. Por demás, uno entrega su vida por un ideal que prioriza la felicidad de los demás, no por uno que prioriza la propia.
Por Enrique Ubieta Gómez


En las últimas horas, sin embargo, algunas agencias de prensa y gobiernos se han apresurado en condenar a Cuba por la muerte en prisión, el pasado 23 de febrero, del cubano Orlando Zapata Tamayo. Toda muerte es dolorosa y lamentable. Pero el eco mediático se tiñe esta vez de entusiasmo: al fin -parecen decir-, aparece un "héroe". Por ello se impone explicar brevemente, sin calificativos innecesarios, quién fue Zapata Tamayo. Pese a todos los maquillajes, se trata de un preso común que inició su actividad delictiva en 1988. Procesado por los delitos de "violación de domicilio" (1993), "lesiones menos graves" (2000), "estafa" (2000), "lesiones y tenencia de arma blanca" (2000: heridas y fractura lineal de cráneo al ciudadano Leonardo Simón, con el empleo de un machete), "alteración del orden" y "desórdenes públicos" (2002), entre otras causas en nada vinculadas a la política, fue liberado bajo fianza el 9 de marzo del 2003 y volvió a delinquir el 20 del propio mes. Dados sus antecedentes y condición penal, fue condenado esta vez a 3 años de cárcel, pero la sentencia inicial se amplió de forma considerable en los años siguientes por su conducta agresiva en prisión.

En la lista de los llamados presos políticos elaborada para condenar a Cuba en el 2003 por la manipulada y extinta Comisión de Derechos Humanos de la ONU, no aparece su nombre -como afirma, sin verificar las fuentes y los hechos, la agencia española EFE-, a pesar de que su última detención coincide en el tiempo con la de aquellos. De haber existido una intencionalidad política previa, no hubiese sido liberado once días antes. Ávidos de enrolar a la mayor cantidad posible de supuestos o reales correligionarios en las filas de la contrarrevolución, por una parte, y convencido por la otra de las ventajas materiales que entrañaba una "militancia" amamantada por embajadas extranjeras, Zapata Tamayo adoptó el perfil "político" cuando ya su biografía penal era extensa.

En el nuevo papel fue estimulado una y otra vez por sus mentores políticos a iniciar huelgas de hambre que minaron definitivamente su organismo. La medicina cubana lo acompañó. En las diferentes instituciones hospitalarias donde fue tratado existen especialistas muy calificados -a los que se agregaron consultantes de diferentes centros-, que no escatimaron recursos en su tratamiento. Recibió alimentación por vía parenteral. La familia fue informada de cada paso. Su vida se prolongó durante días por respiración artificial. De todo lo dicho existen pruebas documentales.

Pero hay preguntas sin responder, que no son médicas. ¿Quiénes y por qué estimularon a Zapata a mantener una actitud que ya era evidentemente suicida? ¿A quién le convenía su muerte? El desenlace fatal regocija íntimamente a los hipócritas "dolientes". Zapata era el candidato perfecto: un hombre "prescindible" para los enemigos de la Revolución, y fácil de convencer para que persistiera en un empeño absurdo, de imposibles demandas (televisión, cocina y teléfono personales en la celda) que ninguno de los cabecillas reales tuvo la valentía de mantener. Cada huelga anterior de los instigadores había sido anunciada como una probable muerte, pero aquellos huelguistas siempre desistían antes de que se produjesen incidentes irreversibles de salud. Instigado y alentado a proseguir hasta la muerte -esos mercenarios se frotaban las manos con esa expectativa, pese a los esfuerzos no escatimados de los médicos-, su nombre es ahora exhibido con cinismo como trofeo colectivo.

Como buitres estaban algunos medios -los mercenarios del patio y la derecha internacional-, merodeando en torno al moribundo. Su deceso es un festín. Asquea el espectáculo. Porque los que escriben no se conduelen de la muerte de un ser humano -en un país sin muertes extrajudiciales-, sino que la enarbolan casi con alegría, y la utilizan con premeditados fines políticos. Zapata Tamayo fue manipulado y de cierta forma conducido a la autodestrucción premeditadamente, para satisfacer necesidades políticas ajenas. ¿Acaso esto no es una acusación contra quienes ahora se apropian de su "causa"? Este caso, es consecuencia directa de la asesina política contra Cuba, que estimula a la emigración ilegal, al desacato y a la violación de las leyes y el orden establecidos. Allí está la única causa de esa muerte indeseable.

Pero, ¿por qué hay gobiernos que se unen a la campaña difamatoria, si saben -porque lo saben-, que en Cuba no se ejecuta, ni se tortura, ni se emplean métodos extrajudiciales? En cualquier país europeo pueden hallarse casos -a veces, francas violaciones de principios éticos-, no tan bien atendidos como el nuestro. Algunos, como aquellos irlandeses que luchaban por su independencia en los años ochenta, murieron en medio de la indiferencia total de los políticos. ¿Por qué hay gobernantes que eluden la denuncia explícita del injusto confinamiento que sufren Cinco cubanos en Estados Unidos por luchar contra el terrorismo, y se apresuran en condenar a Cuba si la presión mediática pone en peligro su imagen política? Ya Cuba lo dijo una vez: podemos enviarles a todos los mercenarios y sus familias, pero que nos devuelvan a nuestros Héroes. Nunca podrá usarse el chantaje político contra la Revolución cubana.

Esperamos que los adversarios imperiales sepan que nuestra Patria no podrá ser jamás intimidada, doblegada, ni apartada de su heroico y digno camino por las agresiones, la mentira y la infamia.

Difundido por www.agenciawalsh.org


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