22/7/09

Retomando la idea (recientemente comprobada por el golpe de Estado en Honduras) de que el imperio norteamericano comenzó en 2008 a reacomodar sus fichas represivas y de expoliación en América Latina, primero a través de la reactivación de la 4ta Flota y luego con su labia "democrática" y diplomacia de doble discurso.

Bajo la premisa siguiente, de Steinsleger:

"El imperio cuenta con muchos brazos para imponer su concepción de “democracia”: el brazo político (Fundación Nacional para la Democracia: NED, por sus siglas en inglés, 1983), el electoralista (Fundación Internacional para Sistemas Electorales, IFES, 1987), el empresarial (Centro para la Empresa Privada Internacional, CIPE), el asistencialista (Agencia Internacional para el Desarrollo, USAID), el gangsteril (Fundación Cubano Americana), los brazos académicos y de “cooperación”, y un sinfín de brazos mediáticos (Sociedad Interamericana de Prensa, grandes cadenas de televisión). Y, por supuesto, con el Comando Sur y la CIA, par de brazos mayores".



En su columna del día de hoy, José Steinsleger, dice:

"A mediados de mayo de 2008, un grupo de “expertos” de Washington concluyó que en América Latina se había acabado “la hegemonía de Estados Unidos”. Semanas después, el secretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas Shannon (actual embajador en Brasil), arriesgó la peregrina idea de que la atención dada por su país a otras partes del mundo (léase Irak), “abrió espacios en la región para un líder como Chávez”.
Si lo primero se presta a duda, lo segundo es falso. George W. Bush y Hillary Clinton, Barack Obama y Condoleezza Rice siempre creyeron en la ideología neogolpista, prevista en la Carta Democrática de la OEA, y adoptada un tenebroso 11 de septiembre de 2001. La carta dice lo que Obama dijo con respecto a Chávez: “La democracia va más allá de las elecciones. Pero todos sabemos que él no gobierna democráticamente”. ¿Quiénes son “todos”?"




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