13/2/16

Las Américas y la civilización


En la actualidad, los grandes retos que países como Ecuador, Bolivia, Venezuela, Argentina o Paraguay enfrentaron con gobiernos nacionales y populistas, los llevó a ejercer cada medida socialista revolucionaria de desarrollo de las aquí nombradas por Darcy Ribeiro.

Después se dieron cuenta que el problema no sólo es nacional, sino regional. Y que el sostenimiento de estos gobiernos, de naturaleza anti imperialistas, dependía de la transformación del resto de países en América Latina.

Ahí fue cuando la derecha burguesa atacó sus puntos débiles con el fortalecimiento de tratados de libre comercio con los otros países alineados al capital trasnacional. Primero cayó Chile, después Perú; México lo hizo desde un principio. Panamá, Colombia. Todos dispuestos a enfrentar el fortalecimiento del modelo regional.

Esta obra de Darcy Ribeiro es medular: el nacimiento de la concepción civilizatoria histórica propia de América Latina, no construida a partir de fundamentos eurocentristas.
 



"En el modelo socialista revolucionario de desarrollo, con la proscripción desde el primer momento de la clase dominante y sus asociados, los procedimientos básicos de reordenación social consisten en seis tipos de medidas:

-       "Primero, confiscación estatal de la mayor parte de todo el patrimonio agrario, financiero, industrial y comercial preexistente, para constituir el fondo de desarrollo.

-        "Segundo, captación de todo el excedente de producción sobre un consumo previamente racionado, y su aplicación planeada a las tareas de renovación tecnológica, dando prioridad a la creación de sistemas de producción masiva de energía y de industria pesada que aseguren la autonomía del desarrollo industrial posterior.

-        "Tercero, movilización de todos los recursos inactivos, incluso la fuerza de trabajo, antes utilizada sólo parcialmente, para multiplicar la producción. 

-        "Cuarto, realización de una reforma agraria que, en una primera etapa, organice una economía granjera a fin de hacer que el campesinado se vuelque al esfuerzo revolucionario y que, en una segunda, establezca sistemas colectivos de trabajo, con el objetivo de elevar la productividad agrícola reestructurando el sistema, organizando grandes plantaciones altamente mecanizadas.

-       "Quinto, ampliación del sistema escolar a través de campañas de emergencia para recuperar culturalmente a los adultos analfabetos y a los que posean una instrucción insuficiente; creación de una amplia red de escuelas que pueda absorber toda la infancia e ir seleccionando, por sus talentos, a los más aptos para los cursos de nivel medio y a los mejores de éstos para los estudios a nivel universitario. De este modo, considerando uno de los esfuerzos nacionales básicos, se emprende lo más rápidamente posible la formación de una fuerza de trabajo altamente calificada que transformará la cultura popular tradicional, permitiendo a toda la población asimilar el saber científico y tecnológico de la era industrial.

-        "Sexto: control económico y político de la vida social, a través de un partido único en asociación con los sindicatos oficiales que operan como activadores de la movilización nacional para el desarrollo. Este esfuerzo se lleva a cabo por medio de un sistema de estímulos y sanciones capaces de actuar discrecionalmente sobre cada individuo. Así es que se crea una estructura de poder que permite la sustitución de la vieja capa administrativa y técnica de las empresas privadas, la antigua burocracia y los sectores profesionales, por un nuevo liderazgo de extracción principalmente obrera, técnica e ideológicamente preparado para llevar a la práctica el proyecto socialista." 

Las Américas y la civilización, CEAL, Buenos Aires, 1971, p. 505-506.


Recuerdo el libro editado por CEAL, de tres volúmenes, rojo, y que por algunos años fue parte de mi biblioteca, para después terminar perdido entre manos de latinoamericanos. Lo conseguí usado, su segunda edición si no mal recuerdo, comprado a un viejo porteño que lo anunciaba en línea. Para ese entonces ya había leído Las Américas y la civilización, pero tenía tanto valor emotivo, que no dudé en conseguirlo con los pocos pesos que ganaba. Son de esas obras cumbre del pensamiento latinoamericano y que por acá están más que olvidadas.


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