30/10/15

Para una noche de maio





Un niño toca el arpa. Cojo, lleva la música de escenario a escenario a través de los años, muy dentro de sí. Arpa. Viola da gamba. Espanta los más grandes miedos. Construye esperanza, da vida sobre lo inanimado. Singular, escribe.

Llega a un poblado en los montes. Bruma que llena el ambiente al otro lado del océano. Paciente. Humedad. Estufas de leña y teteras de más de un siglo. Existencia ante el concierto de mayor trascendencia. Perdura, resiste, enfrenta.

Descansa y pregunta. Pregunta en el bar del pueblo y en sus sueños. Un nombre.

...

Un hombre escribe. Lleva la tinta de la historia y el presente, muy dentro de sí. Papel, lápiz. Reconstruye sus más grandes miedos y virtudes. Da y recibe vida.

Llega a una ciudad de puentes sobre el mar. Sol despejado que alimenta las plazas. Cárcel. SQ. Paciente. Mochila al hombro. Dormir en la carretera, pies en la tierra. Sillas de las cafeterías y parques. Café y pan. Viento. Vuelo de evocaciones y sonrisas. Frente a frente.

Vive y entrega, agotado. Descansa, ha llegado. Pregunta a lo infinito, desnudo. Deletrea. Y espera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario