23/11/18

Contradicción

Es tan extraño para un latinoamericano ver a más de la mitad de la población mexicana de una ciudad como Tijuana celebrar un día tan yanqui como thanksgiving.

Inmediatamente me causa rechazo, y mucho. Rechazo las invitaciones a compartir una noche así con otros, pero también siento rechazo hacia lo que representa como sometimiento a una cultura imperialista.

No obstante, tiene sus matices. La mayoría de los tijuanenses que celebran esta fecha lo hacen sólo para sentirse parte de la cultura dominante; es un gesto tan vacío equivalente a cuando se tiñen los cabellos de rubio para aparentar ser parte de la sociedad occidental. Quieren ser aceptados por sus amos burgueses; quieren sentir, aunque sea brevemente y sea solo una fantasía, el estatus de no ser marginados, como realmente lo son (somos). Pero al mismo tiempo, otros miles de fronterizos no conocen otra forma de socialización más que esta, no tienen forma de contrastar; han crecido, se han educado y les han mostrado estos intercambios etnográficos como los únicos posibles. Es entendible que se aculturen, que repitan año con año estos rituales vacíos, porque de manera inconsciente quieren sobrevivir en un ambiente hostil. La única manera de hacerlo es asumiendo la cultura.

Ayer al regresar a casa de las actividades docentes alrededor de las diez de la noche, al caminar por mi barrio obrero, en la entrada de mi calle vi en una de las casas proletarias a la familia reunida alrededor de la mesa celebrando está fecha gringa que marca el inicio del genocidio colonial.

¿Cuántas contradicciones culturales, de identidad, humanas y sociales existen en este acto?

¿Cuánta educación liberadora, revolucionaria, se necesita para romper estas cadenas entre el amo y el esclavo?

Cientos de miles de horas.
Por eso es que vivimos en la era de la reacción.

Con tal de comer ese pavo, esa familia es capaz de dejar que miles de centroamericanos migrantes mueran de hambre. Así es el capitalismo: comes o eres comido. Y por eso los millones de "latinos" o "hispanos" en EUA guardan silencio ante la militarización de la frontera; ellos ya cruzaron, lo único que importa es la green card.

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