2/6/18

Décimas de Violeta Parra (en Cuba)


Eran las cuatro de la tarde de un día de otoño de 2017, en medio de la calle empedrada que encamina a tu poético centro provincial. Caminábamos a la par de las carretas, beisboleros y panaderos, que desde pequeños han tocado instrumentos de orquesta en aquella renovada escuela llena de sonido, magia y actualidad. Son el recordatorio de que en el des-ocio antiimperialista renacen los corazones entre torres orientales, jardines y la revalorización de las miradas.

Un cielo de nubes altas, altísimas, se dejaba sentir sobre el Caribe revolucionario.

Y en medio de tu centro, Holguín, grata sorpresa para el peregrino, una de tantas librerías. Un estudiante de secundario público entra, vestido de verde y blanco, seguido por una mujer que podría ser la madre de Camilo. ¿Quién hubiera imaginado que entre setentarias compañeras te volvería a encontrar, Violeta? Y tanta, tanta América Latina para festejar tu cumpleaños. Así es Nuestro continente.

Mi hijito, llegaste al mundo
en hora muy principal.
Ya redondeastes el año,
yo te vengo a celebrar.
Que te sirvan la mistela
y la tortilla candeal,
que el día de tu cumpleaños
es cosa muy principal.

Como no tengo qué darte
y yo te quisiera dar,
yo quiero que los rayitos
del sol te han de dispertar,
y por la tarde el lucero
que te venga a saludar,
¡que el día de tu cumpleaños
y es cosa muy principal!

[Violeta Parra, En el día de tu cumpleaños, 1962]


Añorada amiga; antigua, muy antigua amiga. Cuántas cosas por platicar. Hoy te seguimos escuchando, con doble y hasta triple gerundio; a ti y a tus hermanos Yupanqui y Puebla. Cómo te vine a topar en una pequeña y acogedora librería en una de las tantas esquinas del centro de Holguín. ¡Y es que ahí entre todos nos reconocímos! Entre estantes, páginas, manos, música y conciencia de clase; sobre todo esta última. Debido a que fue nuestro otro gran Calibán antropofágico a quien puse junto a ti, libro con libro, y entre las manos juntos me los llevé, peregrinos también, hasta donde los sueños nunca dejan de luchar.



Fue tiempo después cuando, al dialogar leyendo y festejando los 85 con el gran Calibán de Fernández Retamar, me topé contigo, con la memoria de aquella nuestra reunión cubana. -¿Y las Décimas de Violeta Parra? -le pregunté. A lo que respondió: -Recién es su cumpleaños.

Somos tu lucha, el mejor regalo. Reproducir, voz en voz, mano en mano, aula en aula; formar y ser formados. ¡Y cómo no hacerlo, cuando el gran Calibán antropofágico sigue haciendo de las suyas! El polo cultural opuesto al imperio, eso es la Casa de las Américas. Gran maravilla es saber que esta edición cubana de 2009 de tus Décimas tiene 10,000 ejemplares de tiraje; y eso les duele a los de mente cerrada, conservadora y pequeño-burguesa, conformistas y apantallados de oropel, que habitan allá, en el norte afuera de la Isla, a pocos kilómetros de Holguín. Gracias a tus Décimas editadas por este faro que sigue siendo la Casa de las Américas ya gritamos tus versos desde decenas de barrios alrededor de los intestinos del imperio, desde esta otra frontera.

¡Qué pena tuv’ en Quirihue!
¡Qué rabias en Miraflores!
¡Qué soledad en Dolores!
¡Qué malestar en Doñihue!
Angustias pasé en Llanquihue,
tormentos en Lonquimay,
sorpresas tuv’ en Lircay
y sobresalto en Coelemu,
pesares en Bucalemu,
zambita, sí, ay ay ay.

Pasé amarguras en Ñanco,
delirios en Tucapel,
hambrunas en Illapel
y pesadillas en Chanco;
qué lágrimas en Rupanco,
desvelos en Mataquito,
corazonadas y gritos,
y en el pueblo de Toltén
por un brillante de a cien
peleo con mi hermanito.

Incertidumbr’ en El Quisco
me causa gran impaciencia,
suspiros en Confluencia,
cansancios en San Francisco,
lamentos en Camarico,
pesares en Longaví,
flojera en Curacaví,
nostalgias en Lagunillas,
aburrimiento en Placilla,
locuras en Tarahuín.

Misterios viví en Parral,
desdenes en Puerto Montt,
espantos en Concepción,
martirios en Chañaral,
inconveniencia en Taltal,
envidias en Pachacama,
pelambres en Atacama,
dolores en Casablanca,
engaños en Salamanca
y pesadilla en Calama.

Calumnias en Punta Arenas
y miedo en Valparaíso,
ataques en Los Carrizos,
pendencias en Yerbas Buenas,
humillación en Serena,
calamidad en Recinto,
prosperidad en Niblinto,
aplausos en Conchalí,
y en la Quebrá’ del Ají
amores y vino tinto.

[Violeta Parra, Qué pena tuv'en quirihue, 1964]

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