La vida es dialéctica, jamás lineal.
Hay siempre obstáculos que vencer.
Vamos.
Al anochecer de hoy, salí a caminar. Había viento muy recio, pero me hice el fuerte, con chamarra, y caminé varias cuadras de esta orilla.
Cuando camino, me gusta respirar muy profundo, por la nariz; tomar todo el aire posible, hacia el interior. Me hace sentir que renuevo los pulmones empolvados por el encierro.
Casi no había gente ya en las calles. Uno que otro ciclista perdido; tres laburantes de un lugar de lavado de autos; la trabajadora explotada de una pescadería.
Es mi primer fin de año en esta colonia; todavía me faltan fines de años aquí para sentirla propia. No sé si eso llegue a suceder, quién sabe si me quede acá otro año, nada está decidido.
Sí. Me da risa cuando escucho a la gente quejarse del aislamiento.
Como si fuera algo nuevo.
La mitad del país ha vivido sin trabajo desde hace tres décadas que empezó el neoliberalismo.
Aislada.
Otro cuarto de la población vive en el campo.
Aislada.
Otro cuarto vive en rincones de países por haber migrado.
Aislada.
Y ahora a la clase pequeño-burguesa le duele.
Se convierte en noticia.
Hace cinco años que vivo en el rincón noroeste del país. Aislado.
Y hasta ahora se vienen a dar cuenta ciertas personas.
Buscar comunicación hoy, cuando no lo habían hecho en los últimos dos años, es ceguera.
Egocentristas.
Aprendan a respirar y a vivir.
Violencia física, económica y simbólica.
Muros que llegan hasta el océano, ciudades plásticas donde se explota al migrante y despliegue militar aéreo permanente en la línea fronteriza.
Así se ve, desde este lado, la ocupación imperialista yanqui a casi doscientos años de haber robado territorio a México.
La playa no se acaba, el océano no se acaba, el cielo tampoco se acaba.
Ni yo.
Un capítulo más, del ellos, en la búsqueda del imperio por dominar el continente.
Un capítulo más del, nosotros, continente resistiendo, sublevado.
Bolivia es el termómetro,
he escuchado y leído en tantos diagnósticos de antepasados revolucionarios.
Esta semana: los Trump, los Rockefeller, los Rusvelt y los Musk (como sea que se escriban), han recibido de vuelta una cachetada (un hasta aquí; un estate quieto) de las naciones realmente libres socialistas.
Testigos y actores, tomamos participación en los hechos.
¿De qué lado estás?
Estar en la calle es la respuesta.
https://mundo.sputniknews.com/america-latina/202010091093079075-12-de-octubre-armas-y-enfermedades-para-el-genocidio-mas-grande-de-la-historia/
La próxima semana vamos para La Habana (qué ironía que sea en formato digital).
A sumar una pequeña piedrita a la larga y reivindicatoria historia de resistencia cultural de la Casa de las Américas (¡el faro cultural de la América Latina libre de los últimos 70 años!). Es un gran honor con profundas implicaciones personales.
A contar experiencias de la frontera sur del imperio y de sus rupturas en la cultura mixteca migrante.
IV Coloquio Internacional de Estudios sobre Culturas Originarias de América
(http://laventana.casa.cult.cu/index.php/iv-coloquio-internacional-de-estudios-sobre-culturas-originarias-de-america-los-pueblos-indigenas-frente-a-los-extractivismos/)
YouTube: Casa de las Américas La_Habana_Cuba
Facebook: Casa de las Américas_La Habana, Cuba¡A contar historias de rebeldía y resistencia que eleven la conciencia social!
¡A clarificar que el sistema capitalista es el causante de la situación del planeta actual!
Lograr el contrapunto; lidiar con él.
Crear.
Nuestra vida sigue siendo lo que queramos que sea.
La unión de la música culta con el progresivo.
Aroma de acometida. De entrega.
Soy el docente más feliz y más socialista del planeta.
A veces escribo como si llevara dos vueltas dadas en este mundo.
Como si ya hubiera pasado dos veces del 99,999 al 00,000.
Para salir, les cuesta una infinidad a las palabras que plasmo en el papel.
A esto lo he decidido denominar como el síndrome de la sub-población lexical kilometrada.
Aun así, cada letra que plasmo vale la pena. Aquí o en la vida real.
Sigo siendo yo.
Lo voy a seguir siendo hasta que deje de serlo.
(¡Cuánto poder!)
Qué época tan individualista.
El arte, para ser socialista, debe ser completamente libre.
Pero libre bajo entendimiento comunista, no libre con las reglas del mercado liberal burgués de la explotación del trabajo por el capital.
¡En contra de la libertad sin adjetivos!
¡Por el profundo conocimiento de los formatos de la libertad!
La
ira que conduce ahora a incendiar y destruir las comandancias
policíacas, bancos y propiedades comerciales de los ricos se encuentra
totalmente justificadas. Son un ataque en contra de la sacrosanta
propiedad privada burguesa, ya que como señalaron Marx y Engels esta es
la “expresión última y la más acabada de ese régimen de producción y
apropiación de lo producido que reposa sobre el antagonismo de dos
clases, sobre la explotación de unos hombres por otros” (Manifiesto Comunista).
Desde el Grupo Obrero Comunista brindamos nuestra solidaridad y
exigimos la liberación inmediata de los más de 4 mil manifestantes
arrestados, aunque señalamos también que una revuelta no es suficiente.
Las manifestaciones espontáneas no deben desvanecerse y quedar en la
nada, como un desahogo pasajero ante una realidad que pareciera
incambiable. Se requiere además organizar en la lucha el partido obrero
revolucionario multiétnico, que con su programa trotskista de la Revolución Permanente
conduzca el descontento y la ira hacia la raíz de la cuestión: el
sistema capitalista de opresión absoluta y explotación, el cual debe ser
destruido. Solamente así habrá justicia, porque los policías asesinos,
junto con sus patrones burgueses, deben ser juzgados por sus crímenes
por un tribunal revolucionario.
Quieren
también apaciguar y engañar a la población encarcelando solamente a uno
de los policías asesinos, Derek Chauvin, para que sirva de chivo
expiatorio de la represión sistemática que causa la muerte a miles de
personas cada año, bajo cargos ridículos de homicidio en tercer grado,
para liberarlo tan pronto se apaguen las protestas, mientras mantienen
con vacaciones pagadas a los otros policías asesinos, como siempre
sucede. ¡No hay justicia en los tribunales capitalistas!
Los capitalistas y sus títeres tiemblan de terror ante la rebelión de los nadies.
Lo podemos ver con el nivel de despliegue represivo típico de regímenes
totalitarios. En la cobardía del payaso grotesco Trump, quien fue
llevado a un búnker dentro de la Casa Blanca debido a las protestas
aledañas y tras declarar a los Antifa (antifascistas) como
“terroristas”. ¿Los fascistas son entonces los únicos que no son
terroristas? Lo escuchamos en la voz temblorosa del gobernador Walz de
Minnesota, quien tras declarar que ha conducido la mayor movilización
policíaca en la historia del estado, más de 11 mil represores, añade que
todo es insuficiente porque los rebeldes “simplemente son más que
nosotros”. Y esto es cierto, los explotados y oprimidos somos las
grandes mayorías del mundo. Sólo un puñado de explotadores acumula casi
toda la riqueza del mundo. Ya no se trata solamente de George Floyd,
Eric Garner, David Dungay, Anastasio Hernández Rojas y miles más
asesinados por las policías y la migra, sino de un sistema que considera
a los trabajadores como seres desechables, que los lanza a morir por
decenas de miles en sus centros de trabajo en medio de la pandemia. Por
los millones de desempleados y personas que están siendo echadas de sus
casas, y millones de hambrientos más. Finalmente, la ira en las calles
es un desbordamiento contra el sistema capitalista que coloca a las
grandes mayorías en la miseria. La maquinaria de represión policíaca no
puede ser reformada o administrada por los oprimidos. No puede
simplemente declararse su abolición. Tal maquinaria debe destruirse en
lucha revolucionaria, ya que la función del Estado capitalista es
precisamente la represión.Las bandas fascistas sólo pueden ser contrarrestadas victoriosamente por los destacamentos de obreros armados que sienten tras de sí el apoyo de millones de trabajadores. […] En todas partes donde sea posible, empezando por las organizaciones juveniles, es preciso constituir prácticamente milicias de autodefensa, adiestrándolas en el manejo de las armas. […] El armamento del proletariado es un factor integrante indispensable de su lucha emancipadora.
Las
primeras muestras de solidaridad clasista, poder social y el camino a
seguir lo han mostrado los trabajadores sindicalizados del transporte
público del estado de Minnesota, ATU local 1005, y de Nueva York, TWU
local 100, y en otras ciudades, quienes se rehusaron a servir a la
policía, para dejar de conducir a las cárceles a cientos de arrestados
(“Bus Drivers in Minneapolis and New York City Have Refused to Help With
Police Transportation” Time. 30 de mayo de 2020). Se requiere
también transformar a los sindicatos en verdaderos instrumentos de
emancipación, creando una dirección que siga un programa de lucha con
total independencia de clase, rompiendo con la actual aristocracia
obrera que ata a los explotados a los capitalistas por medio de los
partidos de la burguesía, en especial el partido Demócrata ¡Romper con el Partido Demócrata y todos los partidos burgueses! La
lucha obrera debe extenderse a los denominados “trabajadores
esenciales” quienes ahora están siendo lanzados a la muerte en medio de
la pandemia de covid-19, y de ahí a toda la clase obrera industrial,
quien tiene la fuerza social para aplastar la dictadura del capital.