9/12/15
El pan
Bonita noche de miércoles, que caes entre nubarrones.
A lo lejos se escucha al vendedor de pan caminar acercándose. Trabajador que no falta a la cita de pasar por estas calles, llueva o haga calor. "El paaan", se escucha en un grito seco, desde el inicio de la calle hasta que sale vertical allá a lo lejos. Hombre con tupido bigote negro que gentilmente ofrece las piezas hechas en su casa: conchas, de mantequilla, con canela y con piña. En un hombro carga la charola, que sostiene con el brazo; y en el otro el tripié donde apoya la charola cuando se detiene a vender. Cada tanto su grito se deja de escuchar, eso significa que se detuvo en el portal de alguna casa a dejar la cena de una familia. Ocho pesos la pieza. Pan, que seguramente será acompañado con café o chocolate caliente. Cuando pasa por aquí, por lo general le restan unas quince piezas, probablemente una hora de trabajo. Lo imagino tomando el camión con la charola vacía, de vuelta a casa.
Y la bonita noche de miércoles pasará en este vecindario, alimentado por el pan de este hombre solitario.
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