A veces escribo como si llevara dos vueltas dadas en este mundo.
Como si ya hubiera pasado dos veces del 99,999 al 00,000.
Para salir, les cuesta una infinidad a las palabras que plasmo en el papel.
A esto lo he decidido denominar como el síndrome de la sub-población lexical kilometrada.
Aun así, cada letra que plasmo vale la pena. Aquí o en la vida real.
Sigo siendo yo.
Lo voy a seguir siendo hasta que deje de serlo.
(¡Cuánto poder!)
Qué época tan individualista.
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