Noche de pesadillas, malos sueños y despertares. Noche vaga, imprecisa y llena de pasado, envuelta en nubes matizadas, tormentas.
Fechas añejas de festejo que han dejado de serlo, regresan como pesadilla a espantar el presente. Fechas de inalterable felicidad que quedaron truncas, como utopías sesgadas, como revoluciones masacradas, traicionadas.
Lo único que queda es esta mañana húmeda, de presente. Y las cicatrices de mañana.
Como remedio contra los males nocturnos, Maxilar el gran Caliban, recomienda antropofagizarlos. Devorarlos, sonrientemente, y mandarlos a la chingada, como con el cura Anchieta.
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