Después de algunos años de vivir en Otay, una relocalización era necesaria.
Aire nuevo, aires de océano, al poniente de Ti Yei.
A las espaldas, las olas del Pacífico se escuchan a trescientos metros.
Son terapia que quita el ruido interior. Los años que se acumulan no son en vano.
Cada tarde salgo a caminar, absorbo energía del roce con el viento.
Necesito meses; nueva etapa; desde cero.
Tengo dos ventanas que miran al horizonte, el cielo inmenso.
Filtros del alma.
Constantes.
23/5/20
22/5/20
18/5/20
12/5/20
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