30/4/18
29/4/18
De ida y vuelta, en Cuba (1)
El trompo avanza por la Calixto García, sale a las afueras
del centro de la ciudad por la avenida Camilo Cienfuegos y se detiene frente a
la sede Lucero de la Universidad. Profesores, médicos, administrativos, jóvenes
y obreros bajan en la parada de transporte público. Todavía faltan tres paradas
más para el destino final del trayecto; en medio de este caluroso ambiente de
otoño, los asientos y los espacios de a pie disponibles son tomados por nuevos
pasajeros, que de manera desordenada han subido al trompo y ahora se apretujan
hasta quedar mirándose unos a otros. El trompo es un autobús que diariamente en
horarios determinados recorre de punta a punta la ciudad de Holguín, en Cuba, y
que forma parte de la planificación pública de la Revolución cubana que ofrece
servicios de transporte sin costo a lugares estratégicos vinculados con la
educación, como son las sedes de la universidad.
En la
década de 1960 la Revolución cubana implementó en la Isla un sistema de
educación pública basado en el programa socialista, en donde los principios
estratégicos son: la universalidad, la gratituidad, la dialéctica, la autonomía
y la autodeterminación. Así, la educación cubana en todos sus niveles se convirtió
en pública, basada en el método de la dialéctica, empezando por el preescolar,
pasando por la primaria, el secundario y el universitario, para instituirse en
una de las reivindicaciones ganadas por los trabajadores en su revolución.
En países como México, el logro
de una educación de esta naturaleza no se alcanza con reformas legislativas,
con planes presentados por partidos políticos burgueses, ni por iniciativas de
las organizaciones de la sociedad civil, y mucho menos a través de los órganos
estatales de gobierno, como la Secretaría de Educación Pública (SEP) o
paraestatales como la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de
Educación Superior (ANUIES).
Una
reforma legislativa simplemente es el acuerdo tomado entre los grupos burgueses
de poder que oprimen a los trabajadores de un país para, así, otorgar mínimas
concesiones ante la movilización y presión obrera. Esa es la herramienta política
de esa clase. Pero para alcanzar una educación pública y universal se requiere
utilizar herramientas de la clase obrera que, contrarias a las reformas,
sustentan a la revolución con un programa comunista. De ahí es que se establece
el enfrentamiento entre el socialismo revolucionario y la democracia burguesa.
Esta no tiene respuestas para la clase de los trabajadores, sino que su función
es sostener la acumulación de la riqueza de la clase dominante.
Educación y socialismo
Cuando a finales del año 17 del siglo XXI se le pregunta a
un profesor cubano de la Facultad de Ciencias Humanísticas de la Universidad de
Holguín cómo es que aplica los principios marxistas leninistas dentro del salón
de clases, este responde que es a través del trabajo directo con el
estudiantado y su visión crítica establecida en los programas comunistas. Es
decir, seis décadas después de la victoria de la Revolución cubana, la
educación en la Isla sigue formando generaciones cuya visión del mundo no está deformada
por el sistema de producción capitalista.
No obstante, a pesar de este
monumental logro de la educación socialista, es también en este marco que en la
actualidad la educación en Cuba se ha visto influida por la deformación burocrática
que en cada ámbito ha provocado el estado obrero burocráticamente deformado que
gobierna. La traición a los principios socialistas que la casta burocrática ha
realizado se asemeja a la toma del poder de la URSS por la mafia estalinista
después de la muerte de Lenin y el exilio de Trotsky. La traición estalinista
en Cuba se caracteriza por: (1) lo complicado que es discutir las decisiones
del Partido Comunista Cubano y del gobierno al interior de los salones de
clase; (2) la toma de los servicios básicos por las mafias aburguesadas que
sólo velan por sus intereses sin considerar a la economía planificada; (3) la
cooptación de los espacios de poder por individuos acríticos del estatus quo
burocrático y su consecuente alineación con las directrices de un partido burocráticamente
deformado de acuerdo a las prebendas que reciben.
Ante
esto, en la educación cubana se observan principalmente dos consecuencias: (1)
la modulación de los contenidos de los programas de estudio de acuerdo a los
intereses del mercado debido a la falsificación del verdadero programa
comunista que es la política establecida del socialismo en un solo país, como
se observa en la incorporación en las últimas dos décadas del inglés como
segunda lengua de enseñanza a nivel universitario, con desprecio del ruso,
alemán y francés; y (2) la precarización del trabajo docente, de las
condiciones de enseñanza de los estudiantes y de la función revolucionaria de
la universidad en la sociedad, que se observa en la fosilización de las
condiciones laborales de los trabajadores en las escuelas de todos los niveles.
A estos
conflictos internos del sistema educativo cubano bajo un estado obrero
burocráticamente deformado, por supuesto se suman aquellos externos que
provienen de la lucha de clases a nivel internacional, como es el bloqueo imperialista
de corte económico y simbólico que reproduce la violencia de un centenar de
países capitalistas viciados en contra de la Isla. Así, estas razones externas
e internas impactan de manera directa en la formación de las juventudes, en el
campo profesional docente y en la concepción de la pedagogía como ciencia.
No
obstante las consecuencias de la deformación burocrática de este estado obrero,
el sistema educativo cubano continúa siendo un ejemplo a seguir frente a los sistemas
pedagógicos de países capitalistas. Cuando también a finales de 2017 se le
pregunta a una profesora cubana su visión de la educación en su país, responde
que si bien las estadísticas muestran una porción de la verdad, la realidad es
que la máxima victoria de la educación socialista cubana radica en que se ha
construido en conjunto con su sistema de producción socialista, lo que implica
haberle arrebatado a la minoría burguesa los medios de producción y
socializarlos con una dirección proletaria. Por lo tanto, la educación de la
actualidad implica, en primer lugar, la no división de clases en los pobladores
entre quienes estudian y quienes no; y en segundo lugar, que son ya varias
generaciones de trabajadores cubanos y sus hijos que cuentan con estudios
universitarios, lo que en países capitalistas está restringido a una minoría
elitista.
Aprendizajes y autorreflexiones
Después
de durante semanas visitar salones de clase universitarios en el oriente de la
Isla, queda la sensación de los logros monumentales que como clase alcanza el proletariado.
Si la Revolución cubana, con un programa socialista burocráticamente deformado
ha alcanzado tanto, a viva vista se concibe el potencial transformador cuando
proletariados en otros países tomen el poder. El capitalismo es la razón de la
marginación de millones de personas en el planeta; por eso, el capitalismo es
el pasado.
Las
reivindicaciones socialistas en Cuba hoy en día pueden continuar perdiéndose.
Sólo a través del Programa de Transición por la Cuarta Internacional del
Trotskismo es posible poner un alto a la restauración capitalista en la Isla
para profundizar en las reivindicaciones de la democracia comunista de la
dictadura del proletariado. Es por eso que, en primer lugar, defendemos a la
Revolución cubana en contra de cualquier intento del imperialismo por
convertirla de nuevo en una colonia democrática burguesa, regresarla al pasado;
y en segundo lugar, defendemos a la clase trabajadora de ese país en contra de
la casta mafiosa que tiene burocráticamente deformado al estado obrero cubano,
y trabajamos por la realización de una revolución política en Cuba que regrese
el poder a los trabajadores a través de la constitución de soviets.
El
trompo ha llegado a su destino. Esta es la parada en donde nos bajamos del
transporte público. La ciudad oriental cubana de Holguín se abre en medio del
valle y deja entrar el sol del atardecer como en una tribuna. Así, caminamos con
ellos por las calles y lo que se respira es autodeterminación, que es la forma
de libertad más auténtica, más abarcadora; más comunista.
10/4/18
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