28/11/09

150 años nacimiento Venustiano Carranza



150 años del natalicio de Venustiano Carranza Garza. 199 años del inicio del movimiento independentista que diera origen a la nación que vio nacer la Revolución mexicana: 1810, gesta germinada cumplido el primer centenario mexicano, exactamente 100 años después: 1910. Hoy: a escasos días de llegar al año 2010. Esta matemática de apariencia simétrica no corresponde a disposiciones caprichosas de la naturaleza de la historia sino a la superación dialéctica de la sociedad mexicana y mundial. Son leyes de movimiento del sistema económico en su conjunto que ven materializadas sus condiciones objetivas en la lucha subjetiva por el poder y la emancipación social. Son ciclos determinados por el metabolismo social que resulta de la determinación de la capacidad productiva de cierta sociedad y por la fluctuación de la acumulación de la riqueza.


En lugar de abstraernos en datos biográficos de Venustiano Carranza que en el marco amplio de la ciencia social resultan irrelevantes pero que tienen su función en la especialización de la metodología científica, el objetivo de este escrito será esbozar, a 150 años del nacimiento del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, el desarrollo, traición y limitaciones de su obra en términos muy modestos. Por lo que será necesario enmarcarlo bajo los signos de nuestra época.


Este siglo xxi ha sido abierto no con la perspectiva sino con la realidad de la crisis mundial, efectivizada en la mayor bancarrota capitalista desde la gran depresión de la década del 30 del pasado siglo que, irremediablemente, llevó a las burguesías de las potencias imperialistas a luchar por los mercados mundiales mientras los trabajadores de esas mismas naciones se masacraban entre sí en la segunda guerra mundial.


A 20 años de la caída del muro de Berlín, lo que se evidencia es el hundimiento de un sistema económico que se fractura debido a sus propios fundamentos: la privatización, la competencia mercantil y las rivalidades nacionales. En el Foro Económico Mundial de 2009, que se realiza anualmente en Davos, Suiza, se afirmó que el 20% de la población mundial (1,200 millones de personas) recibe el 80% de los ingresos mundiales, mientras que el restante 80% (4,800 millones) se queda con el 20%. Por ello, cuando los apologistas de la globalización afirman que este sistema se encuentra en su cenit, es justamente cuando el mismo ha estallado como consecuencia de sus contradicciones internas.


Con la crisis actual se auguran episodios aún más catastróficos. Los estados nacionales más poderosos descargan la presión sobre las naciones más débiles, expoliando los recursos humanos, energéticos y naturales con la finalidad de tapar errores insolventables. Como consecuencia: la creciente desocupación, la martilleante miseria, las quiebras bancarias y el derrumbamiento financiero, todos ellos signos del fin de una época. Una investigación de Merrill Lynch (asesora financiera de Wall Street) demostró que en el mundo hay tan sólo 7,1 millones de personas que poseen más de 1 millón de dólares, lo que representa el 0.12% de la población mundial. El patrimonio total de estos millonarios es equivalente al producto bruto anual de EE.UU. (casi un tercio del producto bruto mundial). Sin embargo, dentro de ese 0.12% de millonarios hay una capa aún más exclusiva, que son los casi 300 individuos que poseen cada uno más de 1,000 millones de dólares. Sus rostros son famosos por revistas como la Forbes. Es aquí donde nuestras naciones entran en el juego. México, apéndice económico de los EE.UU., ejerce el rol de una moderna colonia financiera, la cual se funcionaliza como la extensión del mercado interno norteamericano.


En el marco de las celebraciones por los 200 años de los movimientos independistas en Latinoamérica (1916 Argentina, 1910 México, Bolivia, ) y el centenario de la gesta revolucionaria mexicana, la región se encuentra inmersa en la crisis económica y política más profunda de la que el capitalismo haya recordado. Por lo tanto, es necesaria la celebración de los movimientos armados que dieron forma política a América Latina. Sin embargo, la trascendencia de dicha celebración radica en la capacidad crítica para afrontar los problemas que el siglo xxi nos plantea. Es nuestra tarea histórica reflexionar de manera crítica para sentar las bases teóricas que provean de categorías científicas a los movimientos políticos del presente y futuro.


De igual manera, bajo esta coyuntura histórica los EE.UU. reacomodan estratégicamente sus fuerzas militares para la renovada expoliación de los recursos naturales de la amazonia y la zona andina. Las nuevas bases militares en Colombia amplían la capacidad ejecutoria de alcance continental de la inteligencia y armamentismo norteamericano. Mientras tanto, los débiles gobiernos burgueses de las naciones latinoamericanas no alcanzan a esgrimir una economía que garantice alimentar a su propia población. El 90% del alimento que el pueblo mexicano consume proviene de la nación norteamericana; o el caso de la Argentina, que cuenta con el más grande semillero del mundo, en las pampas centrales, empero, en esa región mueren alrededor de 10,000 niños anualmente por desnutrición o enfermedades curables.


El pensamiento de Carranza hoy no puede seguir siendo leído en clave nacionalista ya que las condiciones del mundo actual demandan el despertar de los pueblos oprimidos en unidad. De igual manera, sería ingenuo pensar en cualquier clase de constitucionalidad internacional. Claros ejemplos de la derrota de las organizaciones trasnacionales como la ONU, el FMI y la OEA han sido su accionar utilizando divergentes políticas para las naciones que los controlan a diferencia de quienes son miembros. La lucha por el poder y el imperialismo norteamericano demuestran el papel de títeres de dichos organismos.


Vamos al caso de México. En 1982 México entró en un periodo de reestructuración del Estado a través de la apertura del mercado nacional con la eliminación de las barreras comerciales, sin control de precios y subsidios, así como la privatización de empresas públicas y el libre cambio de moneda. En 1986, al ingresar al GATT, México se convirtió en exportador de manufacturas a través de empresas privadas y una economía desregularizada. En 1987 la inflación alcanzó el 159%. En 1988 se reforma el Artículo 27 de la Constitución, lo que permitió la inversión privada y extranjera en el campo mexicano. Así, se realizó la transferencia de las empresas públicas a los grupos financieros con quienes el gobierno tenía complicidad política. Entre 1982 y el 2000, la deuda externa se triplicó: de 57 mil millones de dólares a 157 mil millones. En la década de 1990, las privatizaciones en México representaron el 20.4% de la totalidad de empresas privatizadas en América Latina. Ya para 1992 se habían privatizado 361 empresas públicas de alrededor de 1200. Entre 1990 y 1998, el monto de las privatizaciones alcanzó los 154,225 millones de dólares (cifra un tanto inferior a la deuda externa a ese año, de 159,959 millones de dólares). Aunado a esto, se privatizaron los aeropuertos, ferrocarriles y fracciones del sector energético: la industria petrolera y eléctrica. Como consecuencia, el empleo se redujo a la mitad, la pobreza aumentó del 36% al 47% para 1998. Y el salario real se deterioró en un 72%.


Cada una de estas experiencias revelan las causas y consecuencias de las incesantes crisis en México, las cuales fueron íntegramente efectuadas a partir de la agenda neoliberal como estrategia económica internacional impuesta a través de programas de “ajuste estructural y estabilidad” impulsados por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo. Ante ellas, la globalización fue vista como la salida efectiva. Entre 1980 y 1998, debido a los tratados de libre comercio, México pasó de exportar 18 mil millones de dólares a exportar 117.5 mil millones de dólares (sextuplicó su exportación). Sin embargo, esto no disminuyó la creciente desigualdad social. Hoy, 75% de la población mexicana vive en la extrema pobreza; 25 millones de mexicanos han emigrado al país del norte como braseros y mano de obra barata; y la monopolización del campo mexicano ha provocado la concentración agraria.


¿A dónde se han ido los millones de dólares que han entrado al país a través de la apertura de mercados? A los oligopolios privados. Empero, las constantes crisis mexicanas de 1976, 1982, 1987, 1994, 2000 y 2009 han formulado una deuda externa considerable. Entre 1986 y el 2000, México recibió 140 mil millones de dólares en préstamos y reembolsó 210 mil millones como pago a dicha deuda. El pago de la deuda externa significa la transferencia de los ingresos de los trabajadores y de los pequeños y medianos productores hacia los capitalistas poseedores de títulos de la deuda. En gran número, esos acreedores son empresarios mexicanos que se han posicionado como tales gracias a que colocaron las ganancias, de la exportación de los recursos mexicanos privatizados, en los mercados financieros extranjeros. En sí, la deuda externa se convierte en una renta de tipo feudal y por lo tanto colonial que un organismo internacional o capital extranjero o nacional demanda de una nación débil. El caso más llamativo es el episodio que protagonizó Citibank en 1994, quien se negó a recibir del gobierno mexicano la cancelación adelantada de la deuda de 2,500 millones de dólares ya que le era más conveniente recibir su pago en cuotas con intereses.


A partir del año 2000, el programa de Vicente Fox fue establecer un acuerdo monetario con los Estados Unidos y privatizar el petróleo. No parecía sencillo en un país donde la desigualdad salarial y regional se había incrementado como en ningún otro país de América Latina: los salarios reales cayeron 19% de 1995 al 2000, y el 43% de los mexicanos viven con menos de dos dólares por día. El gobierno de Fox vino a completar las reformas realizadas en el de Salinas, una especie de segunda generación de reformas: privatizar la educación, desmantelar la seguridad social, flexibilización laboral, eliminar contratos colectivos, reformar el Artículo 3° para introducir la educación religiosa a través de una supuesta “libertad de enseñanza” y profundizar el mercado liberal.


El origen empresario del primer presidente del PAN radica en el norte mexicano, región que es pro-norteamericana y petrolera, es la guarida tradicional de una derecha de tipo tejano: el grupo Monterrey. Grupo que logró catapultar a Fox a la presidencia. El PAN sería factor decisivo en el blanqueo de la corrupción priísta, sobretodo del fraude Fobaproa en 1991 con la privatización de 18 bancos valuados en 100 millones de dólares. De esta manera, los propietarios empresariales ahora ejercen el control político (por medio del Estado) y fracturan la burocracia priísta. Este nuevo “Estado de empresarios” administra el capital nacional para garantizarle al capital transacional condiciones de explotación e inversión ideales. Como dice Osvaldo Coggiola, a partir del gobierno de Fox se intercambia la palabra ciudadano por la de cliente. De ahí la imperiosa necesidad del gobierno de Calderón por privatizar el sector energético: para pagar la deuda externa a los acreedores cómplices nacionales y extranjeros. Esta alianza entre las burguesías norteamericana y mexicana llevará a la asociación económica, lo que significa que la política monetaria mexicana sea decidida desde la banca central norteamericana. En síntesis, la venta de empresas públicas mexicanas y el pago de la deuda externa (reformas neoliberales) es un daño a la soberanía nacional y un obstáculo en la superación de la miseria rampante en que la población mexicana se encuentra sumergida.


En conclusión, esa vieja teoría de la Revolución mexicana, impulsada por Adolfo Gilly y adoptada por la intelectualidad progresista en México, de que la revolución socialista sería la evolución natural de la revolución constitucionalista ha caído en descrédito. La tarea histórica de la Revolución mexicana ha sido traicionada no por la falta de reformas al sistema político nacionalista posterior al gobierno de Carranza sino por el avance financiero de un sistema económico de estructura internacional. Ha quedado demostrado que el nacionalismo con base pequeño burgués evoluciona hacia la conciliación con el imperialismo hipócritamente democratizante. La centroizquierda mexicana, ridículamente protagonizada por el PRD, es incapaz de llevar adelante las demandas de las masas de trabajadores. El síntoma es el mismo para el resto de los partidos políticos burgueses clientelares. Es ahí donde radica la crítica histórica constitucionalista para sentar bases teóricas de superación dialéctica: en la adopción de una nueva revolución de índole internacionalista. Por lo tanto, la vigencia del pensamiento y obra de Venustiano Carranza radica no en la defensa de la institucionalidad liberal-burguesa sino en su pensamiento de acción, en su praxis política, en dos palabras: en su sentimiento revolucionario. Es decir, la digna rabia constitucionalista que provocó el levantamiento en armas del Varón de Cuatrociénegas.


27/11/09

Marxismo 2008

Día 1, 17 noviembre 2008










Día 2, 18 noviembre 2008










Día 3, 19 noviembre 2008


Día 4, 20 noviembre 2008

6/11/09

Santoro



Conciencia


tu libertad termina
donde comienza la falta de libertad
del pueblo



Barrio sur

Un pan duro detrás de los balcones
la humedad de la muerte viviendo entre
las paredes de algún perro
y toda vos vieja mendiga apoyando tu
corazón en la arpillera
vaya a saber qué provecho le sacás
a la basura
mientras el angel de los frisos se
cansa para siempre de su gloria
y yo camino
lluvioso
por las calles de San Telmo


Roberto Santoro, 1971
poeta argentino desaparecido